EL ASESOR ESTRATÉGICO DEL AÑO

VÍCTOR HUGO BARRIOS PARRILLA

Por: Osiris Cuamatzin Guzmán

Detrás de todo lo que hacemos, en especial en nuestro mundo profesional, siempre hay dos grandes motores que nos mueven a la acción: la necesidad pura y dura y la búsqueda de la propia felicidad.

El problema es que a veces es difícil ayuntar esas dos fuerzas motoras: la necesidad se transforma en una obligación que cada vez es más difícil aguantar, y la búsqueda de la felicidad se convierte en una obsesión que acaba anulando todo lo demás. El hombre, decía Aristóteles, tiene que permear entre estas dos fuerzas para realizarse, y sólo puede hacerlo a través de la virtud. El ser virtuoso convierte la necesidad en un desafío, y la felicidad en la utopía, en la búsqueda constante, no en el estancamiento.

Por ello, quien ostenta la virtud siempre está en persistente movimiento, explorando con pasión y con hambre todo cuando rodea el mundo. Con estas palabras que sirven de prolegómenos, podemos atisbar que la virtud, es justamente la propiedad y singularidad que la revista Asesores ha encontrado, en un ejercicio de análisis riguroso, en nuestro Asesor del Año 2023.

Hablar de la asesoría legal es hablar de la justicia y, por ello, hablar del asesor es hablar del profesional que pone todo su esfuerzo y conocimiento en las leyes para hacer justicia. Hoy que celebramos con doradas páginas la nominación del Asesor del Año en esta honrosa publicación, es para nosotros motivo de orgullo y alegría felicitar a quien ha enaltecido los valores ponderables de lo que simboliza un auténtico asesor en México, y por ello es la oportunidad para rendir un homenaje a quienes con estricto apego a las leyes trabajan por un mundo más justo.

El ejercicio de la asesoría reclama no solo un profundo conocimiento de las leyes y el espíritu que las motiva, sino también de historia, filosofía, cultura, literatura, oratoria, psicología, economía y política. Y en todas las materias: penal, laboral, mercantil, administrativa, fiscal o civil. En un ejercicio de exégesis, como hacían los griegos para ver a través del alma de las personas, podríamos extraer lo más sustancial de nuestro Asesor del Año en tres cualidades: perseverancia, ingenio y excelencia, tríada de virtudes que componen la naturaleza de Víctor Hugo Barrios Parrilla.

Porque el recipiendario de este homenaje ha hecho notar estos y más valores en los avatares de la labor jurisdiccional, siendo un brillante jurista que con su corpulenta estampa da una sensación de respeto, y al mismo tiempo de afabilidad. Cuerpo y mente que se ajustan a los designios de la virtud, porque de nuevo, como decían los griegos, un guerrero no sólo tiene que serlo, tiene que parecerlo.

Y atendiendo a esta condición beligerante, Víctor Hugo, desde su infancia, superó como todo combatiente, la ríspida vida al son de la carencia, rival que supo vencer de la mano de su primera virtud: la perseverancia. Pero tal vez, lo que más sorprenda de un hombre así, es su enorme capacidad de no ser tentado por la ambición de poder o del dinero, y aunque hoy goza de ambos, la humildad es lo que expresa con su ejemplo diario, plácido y satisfecho con lo que ha logrado.

Por ello, su mayor riqueza es el aprecio de sus clientes, colegas, maestros, familia y amigos, hombres y mujeres agradecidos con él por siempre tener su puerta abierta para dar un consejo y ayudar a quien más lo necesita. Sin duda, un hombre sumamente generoso. Cuando aparece el infortunio, él se convierte en adalid de las causas justas y como un alcázar Doctor Barrios Parrilla es ejemplo de lo que debe ser un abogado con honradez cristalina, de ser excelso en su vida jurídica y de ser libre de aquellas cosas que corrompen a los hombres. Una de las mentes más prodigiosas y brillantes que nuestra revista ha honrado y que nuestra profesión ha visto.

Porque su preparación es estandarte de su acendrado academicismo: Licenciado en Derecho por la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, Contador Público por el Instituto Politécnico Nacional, Especialista en Derecho Tributario y Especialista en Derecho Mercantil por la Escuela Libre de Derecho, Maestro en Constitucional y Amparo por la propia Escuela Libre de Derecho, Doctor en Derecho Tributario por la Facultad de Derecho Tributario, Doctor en Comercio Exterior y Doctor en Derecho Aduanero por parte del Centro Universitario de Estudios Jurídicos, así como poseedor de infinidad de diplomados, cursos y seminarios en nuestro país y en el extranjero.

De mirada adusta y fuerte, el Doctor Víctor Hugo parece que penetra el cerebro y adivina el pensamiento, serio en actos solemnes, pero con una sonrisa de niño excedida en confianza, y con su color de piel aperlado que contrasta con los trajes oscuros que viste. De ojos vivaces, no muy grandes, escrutadores, buscando siempre qué entender o aprender, dirigidos directamente al interlocutor o audiencia, hablando directo; sin tapujos, sinuosidades o evasivas; sin altanería suficiencia respondiendo al tema que se trate de su competencia, con claridad, sin reticencias, bordando con profundidad y pleno conocimiento de causa. Realmente un abogado completo, que nunca lo ha manifestado para presumirlo o vanagloriarse, y por ello su sencillez y don de gente le ha acarreado la simpatía y afecto de sus congéneres.

Miremos a Víctor Hugo como un chilango de cepa, con cimiento en el Centro Histórico de la Ciudad de México, andando entre calles pobladísimas sobre tierra severa, citadina, que lo hizo y lo sigue haciendo un ser inmune, al que poco hace daño. Y veámoslo como hombre de mundo, con inagotables horizontes que pretende y procura. Veámoslo como amigo de todos, donde permanece en el corazón de cada uno, lo mismo cuando está presente o cuando se ausenta, siempre para retornar y reanudar el hilo de su querencia por la verdadera amistad.

Observémoslo como hombre de esfuerzo, forjado en la vicisitud y en la carestía, pero fraguado también en la bonanza y en la prosperidad. Y traigámoslo a estas reflexiones, como un articulista, asesor jurídico y conferencista portentoso, porque en cada análisis expresa magistralmente su saber y su experiencia, sin temas rebuscados, sin citas farragosas, sino en una aplicación concreta, directa y precisa de lo que la ley dice sobre cada caso. Hablando, clara y pausadamente, de temas jurídicos, en forma espontánea, con vasto conocimiento previo del asunto, citando artículos de la ley que aplica certeramente a lo expuesto, y relacionándolo con otros preceptos.

Una impresionante capacidad de discernimiento de los asuntos jurídicos. Abogado ejemplar, jurista en el auténtico significado de la palabra y amigo de excepción. Profesionista que ha dejado un legado perenne e invaluable de devoción al deber, caracterizado por tener un sentido de responsabilidad que se ve reflejado en el ejercicio de la abogacía, pues para él significa una realización plena, una vocación personal que plasma con un elevado sentido de ética y valores que todo jurista debe ejecutar y difundir. Como profesionista aplica la técnica jurídica a la atención de los problemas que el hombre de carne y hueso se ve obligado a enfrentar en su existencia terrena. Lo cual implica un alto grado de solidaridad humana y una responsabilidad que trascienden en el tiempo.

Hace realidad el pensamiento que versa que el hombre que profesional o vocacionalmente se consagra a la abogacía, debe buscar, conquistar y expresar la verdad. Por ello, en Barrios Parrilla y Asociados, con rigurosa técnica analiza los asuntos de su atención desde el punto de vista jurídico y moral. Expresando siempre con claridad y objetividad su atinado dictamen. Sabemos que la claridad es la cortesía del filósofo, y como director de una de las mejores firmas del país, Don Víctor ha cumplido a cabalidad con tal principio, forjando en la mente de sus colaboradores, ese fundamento. Por ello no es gratuito que Barrios Parrilla Y Asociados se haya catapultado como la Firma Más Destacada del Año por designio de la prestigiosa revista Defensa Fiscal, hace un año.

Abierto a todos los vientos, ha emprendido caminos que lo han colocado en las filas de los adelantados: receptores de admirables tradiciones y promotores de nuevos conocimientos. Víctor Hugo Barrios Parrilla se ha afiliado a las mejores corrientes, bajo una bandera estimulante: la defensa fiscal, orientada por los mejores fiscalistas del país, que representa una corriente de luz y fraternidad al término de una guerra inclemente y sanguinaria contra el contribuyente de a pie. Es así como milita en la asesoría de orientación humanista, filiación político-jurídica que tiene cuarteles dondequiera, pero también –no debemos olvidarlo– adversarios enconados que tienen como casa, el propio gobierno. Es este el momento de reconocer que el Doctor Víctor Hugo posee un imbatible espíritu guerrero que no se amedrenta ante nada. De esa fuente en la que abrevó en los años difíciles han tomado su impulso y sus ideas las nuevas generaciones de abogados tributarios, y de ella se ha nutrido el entusiasmo de todos nosotros para agradecer su proceder patriótico.

Con un sinnúmero de reconocimientos de todo tipo, el egregio Dr. Barrios ha trasmutado de aprendiz a maestro, de novicio a experto, pero como era de esperarse, ningún título, por más ostentoso que sea, lo persuade de dejar los estudios, siempre se encuentra en constante actualización, y no sólo se trata de acumular certificaciones, sino de atesorar experiencias y conocimientos. Porque el estudio del derecho como ciencia de lo justo y de lo bueno es su pasión; en todo momento invita a enamorarse de la norma, y así lo hace notar en cada artículo u
opinión. Convencidos de que esa prudencia y sabiduría que lo caracterizan, nos transmite como el más eficaz recurso didáctico, aprendiendo de su ejemplo para lograr ser probos, sencillos y honestos, como él siempre lo es.

Qué grato es honrar la vida de un hombre imprescindible, como lo es Víctor Hugo Barrios Parrilla, y hacerlo precisamente por convocatoria y con la hospitalidad de una casa editorial que es sinónimo de excelsitud, la revista Asesores, y con motivo de un acto de justicia flagrante: el reconocimiento de los méritos tan abundantes del Doctor Víctor Hugo a través del otorgamiento de la máxima distinción que este noble medio concede: El Asesor del Año, que recae en quien es docto en pleno ejercicio y con méritos sobrados. Y qué grato para mí que se me haya distinguido para compartir algunas reflexiones sobre Barrios Parrilla, y cumplo la encomienda que se me hizo para decir algunas cosas sobre el flamante Asesor del Año, valiéndome de su benevolencia –la de la revista Asesores, la de ustedes y la del propio Barrios Parrilla–.

En la vida hay cosas que no podemos cambiar, por más que nos esforcemos. Y también hay cosas que sí podemos cambiar, aunque en nuestra cabeza parezcan inamovibles. Saber distinguir entre ambas es fundamental para alcanzar la virtud. La fuerza para enfrentar los desafíos, el coraje para vencer los miedos, la sabiduría para reconocer las victorias, y el ánimo para salir de las derrotas. No hay cosa más grande en el mundo que la virtud, porque en ella descansa un caleidoscopio de baluartes que convierten al ser humano en un ser espiritual que todo lo puede.

Virtuosa es la vida de Víctor Hugo Barrios Parrilla como virtuosa es su misión en este mundo, y por ello, nos complace rendir tributo a un hombre que es paradigma de perseverancia, un patriota que acude al llamado de la Patria, herida por manos insaciables, para ofrecerle su indefectible ingenio, un guerrero que ha conquistado con laureles cada ofensiva, cada batalla y cada guerra con la armadura irrompible de la excelencia. Larga vida y una loa de honor al Doctor Víctor Hugo Barrios Parrilla, el Asesor del Año 2023.

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