Ruptura Diplomática: Lanzando la piedra y escondiendo la mano

Por: José Luis Arenas López


El pasado 5 de abril, elementos de la policía nacional, irrumpieron en la Embajada de México instalada en Quito, Ecuador; estos elementos fuertemente armados saltaron el muro de la sede diplomática, agrediendo al personal de seguridad y administrativo, así mismo, sometieron al canciller de la misión diplomática mexicana para después extraer al ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, al que el gobierno mexicano le acababa de brindar asilo político; Jorge Glas es acusado en ese país por corrupción entre otros delitos y llevaba casi 4 meses refugiado en la embajada de México, con este incidente el gobierno de México denunció la violación de su soberanía y rompió todo tipo de relaciones con Ecuador por la obvia violación flagrante al derecho internacional y a su soberanía, de manera inmediata la Secretaria de Relaciones Exteriores Alicia Bárcenas, anunció que se recurrirá a la corte penal internacional para denunciar la responsabilidad de Ecuador, quien además, antes del asalto ya habían expulsado a la embajadora mexicana.

Pero ¿cuál es el contexto? Todo inició durante la transmisión de la habitual mañanera en México, donde el jefe del ejecutivo realizó unas polémicas declaraciones acusando a su homólogo ecuatoriano de ganar las elecciones gracias al asesinato de su rival político, dejando en el aire la insinuación de una acusación directa.

¿Qué delitos se le imputan a Jorge Glas? Primeramente, hay que recordar que en 2017 fue condenado a seis años de prisión por asociación ilícita y en 2020 recibió una condena de ocho años por cohecho agravado, en la actualidad se le imputan los delitos de corrupción y malversación de fondos, además de ser investigado por peculado y considerado prófugo de la justicia en Ecuador.

Por su parte, el lamentable hecho fue sancionado por diferentes jefes de Estado, quienes manifestaron su rechazo al incidente emitiendo palabras de apoyo al presidente de México; sin embargo es importante mencionar que existe una constante en estas muestras de apoyo, es decir, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Cuba, Brasil, países con un régimen comunista y considerados amigos del presidente de México con quien mantienen acuerdos en diversas actividades de Estado principalmente en el Foro de Sao Paulo y el Grupo Puebla, todos con tintes populistas y anarquistas al mismo tiempo; una de las manifestaciones que más llaman la atención fue la del presidente de Cuba Miguel Díaz Canel quien calificó el hecho como un acto sin precedentes cuando en 1981 ocurrió un evento muy similar en dos vertientes: primero el gobierno de Ecuador desde su embajada instalada en La Habana brindó asilo y protección a Rómulo Delgado y sus familiares, la embajada fue cercada por militares del gobierno castrista, mientras el gobierno de Ecuador trató de negociar la salida de los asilados en su embajada, sin embargo, el gobierno cubano no acepto el acuerdo e invadió la sede diplomática de forma violenta; es importante recordar que este hecho no fue el primero, el gobierno cubano ya había invadido la embajada de ecuatoriana en 1961, en este hecho perdieron la vida tres personas y cuatro quedaron heridas y en otro orden de ideas, es inadmisible que el gobierno de Ecuador se mostrara violento ante una petición de asilo, cuando en 2012 dio asilo al polémico Julian Assange en su embajada instalada en Londres.

Las consecuencias que tendrá que afrontar Ecuador con este hecho son muy variadas iniciando con la ruptura de relaciones diplomáticas con México, trayendo como consecuencia el aislamiento diplomático e relación a los países que apoyan a México, dificultando la generación de negocios, tratados y acuerdos internacionales además de las sanciones económicas que pueden ser muy altas, mismas que pueden aumentar el desempleo al interior de Ecuador, así como, la disminución de la inversión de capitales extranjeros; en el aspecto social no habrá intercambio turístico entre ambos países y los migrantes ecuatorianos en México serán catalogados como indocumentados y en su caso no serán deportados permaneciendo presos en territorio mexicano, por otro lado, no habrá extensión de la visa mexicana situación necesaria como elemento de paso para poder arribar a EE UU, que por cierto, ni EE UU ni Canadá han pronunciado su apoyo a México.

En este conflicto hay tres aspectos necesarios de resaltar, uno de ellos es quizá el más importante y es el jurídico, es decir, el gobierno de Ecuador cometió una clara transgresión al art. 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas que establece la inviolabilidad de recinto de las misiones diplomáticas y que a la letra señala: “Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión”; sin embargo y al mismo tiempo la Embajada mexicana incurrió en desacato de las Convenciones de los Estados Americanos (OEA), de Uruguay sobre Asilo Político de 1933 y la Convención sobre Asilo Diplomático de Caracas de 1954, suscritas por México, que delimitan el ejercicio de dicho asilo, al proteger a quien claramente no reunía el perfil para ser considerado perseguido político y al negarse a entregar al procesado a la justicia ecuatoriana, intentando la misión diplomática, sustraerse al orden legal y constitucional de Ecuador y en abierta rebeldía al cumplimiento de las disposiciones internacionales, esto según su Artículo 1 que indica: “No es lícito a los Estados dar asilo a los inculpados de delitos comunes que estuvieren procesados en forma o que hubieren sido condenados por tribunales ordinarios, así como tampoco a los desertores de tierra y mar. Las no señalados en él, deberán ser entregados tan pronto lo requiera el Gobierno local”.

El segundo aspecto a destacar es la mexicana Mónica Plascencia Núñez, Ministra de Gobierno en Ecuador, quien apenas obtuvo su naturalización un día después de que Novoa asumiera el cargo de presidente en ese país, vale la pena resaltar que el cargo que Plascencia ocupa es de muy alto nivel para que una extranjera lo ocupe, lo singular del caso es que fue ella la que dio la orden a las fuerzas armadas y policiacas ecuatorianas de irrumpir en la embajada mexicana; en la actualidad es tachada como la “Gran Traidora”, lo cierto es que resultad difícil comprender a qué país traiciono.

Finalmente, las sanciones no se dejaron esperar, la OEA en sesión extraordinaria convocada por el gobierno ecuatoriano, aprobó por unanimidad aspectos relevantes, entre ellos, recordarle a los países miembros que no se puede ingresar en las sedes diplomáticas; en el punto cinco del acuerdo, se hace un llamado de atención a México en donde se le recuerda que el Estado receptor es un ente que debe respetarse y también cuyas leyes no pueden pasarse por alto y que se está obligado a no inmiscuirse en asuntos internos, así mismo, se confirmó que los recintos de las misiones diplomáticas no pueden ser utilizados de manera incompatible para los fines para los que fueron creados, 29 países votaron a favor de la resolución, mientras que el país amigo El Salvador, se abstuvo; Ecuador votó en contra, mientras Venezuela y México no asistieron a la reunión, en conclusión, Ecuador recibió un recordatorio mientras que México recibió el regaño y quizá la observación del inicio del conflicto diplomático.

La realidad es que ambos países presentan responsabilidad en diversas violaciones al derecho internacional y lo que miramos fue la consecuencia de estas violaciones, pero el origen de este conflicto se dio en la mañanera con un “irrespetuoso comentario” del presidente de México uso políticamente un hecho doloroso para los ecuatorianos donde afirmó que si no hubieran asesinado al candidato presidencial Fernando Villavicencio, Daniel Novoa no hubiera ganado las elecciones; estas afirmaciones son las menciones que muchos ecuatorianos repiten y reclaman al gobierno de México en diverso medios de comunicación, ahora, ambos países se dicen agraviados y la realidad es que esta ruptura entre ambos no terminará pronto y traerá consigo consecuencias lamentables para Ecuador principalmente.

El uso de asesores es imprescindible, los actores políticos no son todólogos, necesitan de personas especialistas en cada uno de los temas de la agenda y evitar las arbitrariedades, las improvisaciones y los dichos fuera de lugar.

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