Las empresas y las nuevas habilidades en la gestión de equipos.
La nueva realidad ha cambiado la forma en que se piensa, se vive y se trabaja. Los ambientes de trabajo ya no son y no serán como antes en mucho tiempo, a pesar de los esfuerzos de gobiernos y múltiples organizaciones, la pandemia por COVID-19 ha impactado en múltiples aspectos de la vida personal, familiar, social y laboral del país.
Aunque las compañías han demostrado una alta capacidad de adaptación al cambio, es necesario considerar factores que pueden influir de forma positiva o negativa en el desempeño de las personas, y considerar que dichos factores se pueden ver intensificados por las condiciones actuales requeridas para laborar.
Es muy bien conocido en la actualidad que las llamadas habilidades suaves son clave para el desempeño adecuado de un líder, y es así que su auge y el crecimiento de programas que desarrollan estas habilidades ha tenido tanto éxito en los últimos años.
Y es que justamente para algunas de estas habilidades que ya se han desarrollado en los últimos años en los líderes, y en otros más, aún se encuentran en un estado incipiente; la pandemia ha jugado en contra y ha traído barreras físicas para el desarrollo o adecuado uso de estas habilidades, dichas barreras, son los cubre bocas, las caretas y las restricciones de distancia, reuniones y otros que ha sido un requisito implementar en las empresas.
Como líderes sabemos que la comunicación no verbal representa el 55% de la comunicación, y el tono de voz un aproximado de 28%. Y es que el uso de cubrebocas y caretas, ha provocado que los tonos de voz que se perciben sean distintos, que el volumen de la voz se mantenga elevado para poder escucharse, y a su vez, han eliminado gran parte de la expresión facial; ya no vemos sonrisas, muecas o labios mordidos; con las caretas, reducimos la capacidad de percibir la expresión de ojos, cejas, pómulos y frente. Entonces, estamos perdiendo un alto porcentaje de esta información y nuestro cerebro lo percibe.
Adicional a lo anterior, las restricciones de espacio o acercamiento han contribuido a que las políticas de empresa prefieran no tener personas reunidas en una sala, y en la medida de lo posible se usen medios electrónicos para reuniones de trabajo, y en caso de las que son presenciales, se mantenga una sana distancia y los equipos de protección personal estén siendo usados en todo momento.
Todo esto ha provocado fenómenos cada vez más comunes en las empresas que juegan en contra de las habilidades suaves. Casos que antes nos parecían irreales, personas que se reúnen en una plataforma digital, y solo los separa una pared o un cubículo de forma física; reuniones informativas o de trabajo, donde la distancia y el uso de equipo de protección personal provoca que solo se escuche la voz y se vea un cuerpo frente al grupo, pero se han perdido las personalidades, estados de ánimo, signos de aceptación o negación; estamos con una comunicación presencial que se parece a una conversación por teléfono. Y esto, causa en los equipos de trabajo sesiones tediosas, sin interacción, sin retroalimentación no verbal y de alto desgaste por el esfuerzo que el cerebro hace por lograr descifrar la comunicación que está presenciando.
En el caso de las sesiones vía web, lo mejor es tener todos cámara, pero esto no sucede siempre así, entonces el cerebro lucha por entender que no se habla a nadie, y lucha también por traducir la imagen bidimensional de un rostro para interpretarlo como algo tridimensional, de ahí que, en sesiones largas acabemos con desgaste mental.
Para las sesiones presenciales, el cerebro busca entender las variaciones de voz, que ya son mínimas porque debemos hablar de una forma para lograr ser escuchados, y se esfuerza considerablemente por vencer la incomodidad de hablarle a personas que casi no vemos el rostro. Digamos que es como si le habláramos a un grupo de personas que ni siquiera voltean a vernos.
Por estas razones, son necesarias nuevas, o mejoradas habilidades de liderazgo en las empresas, enlisto las cuatro que considero claves para una gestión adecuada de equipos en la actualidad y el futuro cercano, mismas que si nos enfocamos en desarrollar, mejoraremos nuestro desempeño integral de líder en todas las facetas de nuestra vida.
Alta expresividad corporal
Considerando que gran parte de la comunicación no verbal se está perdiendo detrás de un cubre bocas, una careta, la distancia y la falta de acercamiento con las personas. La corporalidad de manos, brazos, hombros y tronco cobra mayor importancia para expresar y transmitir una idea. Incluso, el uso de videos donde pueda reforzarse el mensaje y no se use nada en el rostro pregrabado por nosotros, son mecanismos de reforzamiento que cobran importancia en la actualidad. Aprender y practicar cómo variar más la voz en reuniones o conversaciones y cómo manejar expresiones con el cuerpo es clave para la gestión de equipos actual. Podemos practicar esto con simples juegos como caras y gestos, mímicas, juegos de hablar sin hablar; si nunca los hemos jugado, o no somos buenos, es momento para iniciar esta práctica.
Sentido del humor y carisma
Debido a la falta de sonrisas, o expresiones de agrado que se ven eliminadas por el equipo de protección personal. Las personas perciben un ambiente más serio, y por ende, más tenso. Por lo tanto, un líder actual debe saber cómo usar el sentido del humor para provocar momentos graciosos, generar risas y reducir las tensiones aparentes de las reuniones de trabajo. Debemos practicar narrando anécdotas, incluso contando pequeños chistes, y más aún, perder el miedo al ridículo, para poder mostrar confianza a nuestro equipo a través de momentos alegres y graciosos, donde incluso nosotros seamos los protagonistas.
Máxima atención al detalle de la corporalidad
En el otro sentido de la habilidad mencionada en primer lugar, el líder actual debe poner más atención en lo que dice el cuerpo de sus colaboradores. Qué dice su postura, la posición de sus brazos, movimiento de sus manos, dedos, piernas. Porque de esta forma se puede extraer información del estado emocional de una persona y con esto, saber qué tan accesible está al tema tratado en la reunión. Para mejorar esta habilidad, podemos recordar continuamente el observar las extremidades de nuestra gente, practicar también observando videos de reuniones sin sonido y observando lo que dice la corporalidad de ellos. No requerimos ser expertos en lenguaje corporal para identificar algo, simplemente hacer caso a nuestra intuición y si sentimos o percibimos que alguien no está del todo cómodo o conforme, actuar para revertir esa percepción del colaborador.
Humanismo
No menos importante, y ya muy recalcada, esta habilidad solo consiste en recordarnos todos los días que tratamos y trabajamos con personas. Con seres humanos que piensan, sienten y que indudablemente la pandemia les ha afectado en un nivel mental. Ya sea por miedo de contagio, por un caso o un fallecimiento en la familia, por el cambio de actividades de la escuela de los hijos, por la baja en el ingreso familiar o de algún pariente cercano o muchas otras cosas más. Las personas, no pueden eliminar los factores externos de su vida en el trabajo, por lo tanto, pensar un poco más en su estado emocional no afectará el desempeño, por el contrario, demostrará una alta empatía y sentido humano por parte del líder, provocando que su equipo esté más cohesionado y comprometido con los objetivos actuales.
Las habilidades suaves han estado durante muchos años en el panorama de los líderes, sin embargo, hoy más que nunca se requiere de recordar las bases de las relaciones humanas, entrenarnos en el desarrollo de estas habilidades, pausar las actividades rutinarias y robotizadas dominadas por la urgencia del tiempo; para poder mostrar enfoque y atención a las personas que nos rodean para incrementar el nivel de relaciones humanas que existe en nuestro equipo de trabajo.
Es cierto que los negocios no pueden parar, la economía es algo necesario para el bienestar de una sociedad y debemos trabajar para seguir alimentando este motor; solo que además de esto, hoy el esfuerzo de los líderes debe centrarse también en conocer, comprender y mejorar el estado de bienestar de su gente, y en aplicar técnicas para elevar el nivel de las relaciones humanas dentro de su equipo de trabajo. Una simple charla poniendo atención plena a nuestro colaborador, puede cambiar de forma radical el estado de bienestar que tiene.