Teoría del Delito: del Crimen Organizado al Terrorismo
Por: José Luis Arenas López
En México, el estudio y análisis de los delitos se centra en actos comunes o generales. De todos los hechos punibles en lo general, el delito es una valoración de la conducta humana considerada atípica y antijurídica que procede de la intención y de la voluntad, identificada en el presupuesto jurídico contenido en la ley de orden penal.
Algunos autores definen que el delito es una infracción a la ley fijada por el Estado y que ha sido promulgada para proteger la integridad y la seguridad de los ciudadanos dentro de la sociedad, esta conducta puede ser el resultado de un acto extrínseco del hombre, ya sea positivo o negativo, moralmente imputable y políticamente dañoso.
En otras palabras, cuando un sujeto infringe un supuesto hipotético contenido en una norma jurídica penal, esa conducta se convierte en una infracción, misma que se encuentra inscrita dentro de una ley y al ser violatoria, es considerada un delito; a esto se le conoce como teoría del tipo, misma que cuenta con una estructura que parte de la conducta como una acción o una omisión, esta, se encuentra dentro de una tipicidad que acumula los elementos suficientes para determinarla como una figura delictiva. Al ser un delito, se le considera antijurídica y contraria al Derecho, por lo tanto es ilícita, al ser una conducta, se considera una acción cometida por un sujeto identificado como autor del delito, culpable o responsable, es por eso que no existen razones de conveniencia que eximan la pena, ya que es punible. Un aspecto adicional al delito es la culpa, sin embargo, no siempre, el sujeto activo experimenta la culpa, argumento que endurece la comisión del delito.
El artículo 16 p. 9 de la Constitución, define por “delincuencia organizada a una organización de hecho de tres o más personas, para cometer delitos en forma permanente o reiterada, en los términos de la ley de la materia”; por otra parte, el artículo 164 del Código Penal Federal define a la Asociación Delictuosa: “Al que forme parte de una asociación o banda de tres o más personas con propósito de delinquir…(sic)”. Analizando los artículos, la asociación delictuosa no consigna determinación alguna sobre el delito, en el caso de la delincuencia organizada se especifica que los delitos se cometerán en forma permanente o reiterada, en consecuencia, la delincuencia organizada es una forma especial de asociación delictuosa.
Por otra parte, el Crimen Organizado se reconoce por su opacidad, flexibilidad, capacidad de adaptación, expansión y de recuperación, así como por su movilidad entre territorios, un aspecto más peligroso es que sus operaciones desestabilizan los cimientos políticos y económicos de un país, en consecuencia, estimula y acrecenta los espacios de inseguridad, en la proporción y velocidad que sus miembros se involucran y colaboran con los gobiernos en cualquiera de sus tres niveles; gobiernos déspotas y corruptos que para llegar al poder crearon organizaciones paramilitares o grupos criminales que se apoderan de la tranquilidad de los ciudadanos, de los municipios y de los Estados.
Según la estrategia del Gobierno Federal, su objetivo principal dentro de la Estrategia de Seguridad Nacional es impedir el asentamiento de los grupos criminales organizados, contener y erradicarlos y poner a disposición del Ministerio Público a los que ya operan dentro del territorio nacional, incluso en nuestras fronteras e imposibilitar la consolidación de sus formas de actuación delincuencial. Sin embargo, esta estrategia ha fallado. Hasta el cierre del mes de mayo se tenían identificados 150 grupos criminales de alto impacto en el país, lo que convierte a México en el 4.°, país con mayor criminalidad de 193 países analizados y el 2.° lugar de 35 países en América y el 1.° en sofisticación y equipamiento; entre los principales delitos que ubican a México en estas posiciones es la trata de personas, el comercio y contrabando de armas, la producción y comercio de heroína y mariguana, delitos contra el medioambiente y por supuesto, los homicidios dolosos. Dos delitos en aumento en México son los homicidios en contra de periodistas y candidatos electorales.
Estados como Zacatecas, Guerrero y Baja California son los punteros en violencia y son entidades que no cuentan con una estrategia de seguridad, cuyos gobiernos siguen culpando a administraciones pasadas, mostrando sus incapacidades para garantizar la paz y mostrando cercanía con los grupos delictivos.
Como resultado de lo anterior, el fin de semana del 14 al 16 de octubre del 2022, fue el más violento del sexenio y quizá de muchos sexenios, registrando 286 homicidios dolosos, con un crimen organizado muy activo y sin presencia de las fuerzas armadas, demostrando con ello nuevamente, su incapacidad o su falta de interés por enfrentarlos y erradicarlos; al 18 de octubre, la cifra roja llegó a 134,544 homicidios dolosos en un gobierno que se dice amoroso y con una política ridícula de abrazos y no balazos.
La violencia premeditada y con motivos políticos perpetrados contra objetivos civiles, son actividades propias del terrorismo, esto a través de grupos organizados que se integran con agentes clandestinos, generalmente con la intención de influenciar en una población determinada, actos u homicidios de lesa humanidad, que violentan los DD. HH. de la población y al sistema jurídico por conveniencia de un aparato de gobierno que los protege. La ONU define al terrorismo como “Actos delictivos concebidos o planeados para provocar un estado de terror en la población en general, ya sea por consideraciones políticas, filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o de cualquier otra índole que se hagan valer para justificarlos”; sin embargo, AMLO, sigue en desacuerdo en considerar a los narcotraficantes y grupos criminales como Terrorismo, alegando que México, tiene la capacidad suficiente para controlar y erradicar la violencia en el país, situación que hasta la fecha ni ha controlado y mucho menos erradicado. Lo que si es cierto, es que la violencia va en aumento, apuntando que a estos actos se les seguirán llamando delincuencia organizada. Lo cierto es, que de enero a junio de 2022 se reportaron 250 masacres en el país; como olvidar aquel 8 de septiembre de 2021, cuando el presidente señaló con una sonrisa en su cara “ahí están sus masacres”, cuando apenas sumaban 45 y en seis meses, el número se multiplicó por seis, datos emitidos por el consejo de seguridad que el presidente siempre niega y maquilla.
La pregunta es: ¿Hay terrorismo en México? La respuesta es sí, esto es, cuando se usa la fuerza premeditada en contra de civiles, ya sea para intimidarlos o causarles daño en su persona, en sus familiares o en sus pertenencias o inducir terror, ya sea a través del cobro de derecho de piso o con fines políticos, secuestrando, desapareciendo o quitando la vida de sus víctimas; sin duda, es terrorismo el control del espacio geográfico con fines políticos y económicos, son algunas de las motivaciones de estos grupos; la venganza, el dominio, la humillación y el silenciar a periodistas, son otras muestras de esta actividad. El Código Penal Federal en su artículo 139, define al terrorismo como “actos en contra de bienes o servicios, ya sean públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población… (sic)”, y es el estado a través de la SEDENA mitigar este delito porque es considerado de Seguridad Nacional, a cambio de esto, los soldados realizan más de 243 actividades ajenas a su objetivo y atribuciones, descuidando sus obligaciones y poniendo en riesgo a la población y volviendo vulnerable al país.
Lo cierto es, que las políticas en materia de seguridad pública y seguridad nacional han fallado, no existe una estrategia real y precisa que garantice a la población la paz civil y la iniciativa de agregar a la SEDENA la Guardia Nacional (GN), es equivocada, la GN no está preparada ni capacitada y la SEDENA se encuentra coludida y al servicio de los grupos delincuenciales.