Pink tax, el llamado hacia una perspectiva de género fiscal

POR GERMÁN REYNA Y HERRERO

El Pink Tax o también denominado impuesto rosa como tal no es un impuesto que se determina a través de una serie de decisiones legislativas, en sí se refiere a productos dirigidos para niñas o mujeres, cuyo precio es mayor en comparación a los dirigidos para niños y hombres. Y aunque es una práctica que no está ampliamente difundida, no significa que no esté presente en la vida económica de un país como México.

Las categorías en las que existen artículos con precios más elevados para las mujeres son la ropa, cuidado personal e higiene. Por tanto, se ha hablado que el impuesto rosa inicia desde el nacimiento, pues los progenitores de una mujer deben invertir más en ropa y entretenimiento, que en lo destinado para un hombre.

Por ejemplo, el estudio denominado “From Cradle to Cane: The Cost of Being a Female Consumer” a cargo del Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York  en 2015, reveló que en general los productos para mujeres cuestan 7 por ciento más que los productos similares para hombre. A continuación, se presentan estos casos:

· 7 por ciento más para juguetes y accesorios.

· 8 por ciento más para la ropa de niños.

· 8 por ciento más para la ropa de adulto.

· 13 por ciento más para productos de cuidado personal.

· 8 por ciento más para productos de salud y cuidado personal para adultos mayores.

En el estudio se determinó que, de 35 categorías de productos analizados, los productos para mujeres tenían un costo más alto que para los consumidores masculinos. De hecho, el número de veces que una mujer paga más por productos personales corresponde al 40 por ciento, mientras los hombres solo pagan más en un 18 por ciento.

Esta situación ha generado la existencia de organizaciones que buscan combatir el impuesto rosa, tal es el caso del sitio Ax The Pink Tax, una iniciativa en internet que permite conocer el gasto que una mujer ha generado a lo largo de su vida. A continuación, se presentan ejemplos del pago de Pink Tax que una mujer ha realizado a lo largo de su vida:

· Una mujer de 25 años ha gastado aproximadamente 35 mil 241 dólares.

· Una mujer de 33 años ha gastado aproximadamente 43 mil 351 dólares.

· Una mujer de 42 años ha gastado aproximadamente 57 mil 979 dólares.

· Una mujer de 52 años ha gastado aproximadamente 71 mil 741 dólares.

Así mismo, el Pink Tax también se paga en el comercio electrónico, no tanto por el canal de venta, sino por las marcas y mercadotecnia detrás de los productos y servicios. No obstante, en este contexto la oportunidad para contrarrestar este gravamen reside en comparar con mayor facilidad los precios de los mismos productos enfocados para mujeres que para hombres.

La Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (2018), publicó el artículo “impuesto de género, gender tax o Pink tax”, en el cual define que en el transcurso de vida de una mujer, el impacto financiero de estas diferencias de precios resulta significativo. Por ejemplo, hace referencia a un estudio que realizó el estado de California en Estados Unidos en 1994, el cual analizó la diferencia de los servicios basados en el género y determinó que las mujeres sí pagaron un gravamen de género anual correspondiente a mil 351 dólares por los mismos servicios que los hombres.

Este hallazgo, aunque no predice el impacto financiero anual de los precios de género para los bienes, sí indica que las mujeres realizan un gasto mayor en el transcurso de sus vidas para comprar productos similares a los hombres.

A partir de esta situación, el estado de California aprobó el denominado Gender Tax Repeal Act of 1995, hecho que lo convirtió en el primer estado en promulgar una legislación para proteger contra la discriminación de precios basada en el género. Esta ley impide que las empresas cobren precios diferentes por los servicios basados en el género de un cliente, sobre todo servicios relacionados con cortes de cabello, lavandería, tintorería y servicios personales. Sin embargo, no prevé las diferencias de precios con respecto a los productos.

Ante esta situación, años más tarde en 2016 se presentó un proyecto de ley para reformar la legislación y prohibir las diferencias de precios sobre los productos con base al género. Actualmente, el procedimiento está en trámite.

Las acciones que se han emprendido en Estados Unidos para contrarrestar el Pink Tax, todavía no se han implementado en otros países, un caso que lo demuestra es el artículo que publicó el Huffington Post en 2018, sobre siete ejemplos sin sentido por los que una mujer paga más que un hombre, entre los productos que destacan están los cotonetes, kits de viaje para hoteles, calculadoras, soportes para el talón, cascos para andar en patineta, entre otros. De igual forma, indica que a pesar de lo que se pudiera pensar, las mujeres son más propensas a pagar seguros de automóviles más caros, incluso cuando las estadísticas demuestran que los hábitos de conducción de los hombres generan más accidentes.

Hablar del Pink Tax en el contexto de México, hace sentido si se considera que la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2018, indica que el 86.5% de las mujeres del país ha realizado al menos una vez una compra que no tenía planeada o fuera de su presupuesto. Asimismo, el estudio destaca que en las localidades donde viven menos de 15 mil habitantes, existe una brecha de género en la tenencia de una cuenta, pues el porcentaje de número de mujeres con una cuenta es de 42 por ciento, mientras que el de los hombres es de 36 por ciento.

En México todavía no existe una legislación que aborde esta problemática; sin embargo, la primera acción que corresponde a realizar, sobre todo desde una organización como ARH Consultores, es evidenciar y dar a conocer esta situación.

De esta forma, brindamos recomendaciones a productores para que puedan contribuir a eliminar el Pink Tax:

Ajustar los precios: Si una marca cobra un precio más alto a los productos solo porque están dirigidos a mujeres, los consumidores reclamarán mayor equidad. Por ejemplo, el estudio Perksy demuestra que el 64 por ciento de las mujeres solicitaron ajustes a los precios, en tanto el 38 por ciento indicó que prefería dejar de comprar marcas que cobrarán más por productos similares a los dirigidos para los hombres.

Trabajar con una neutralidad de género: Hoy los consumidores jóvenes están más pendientes de la equidad, por tanto, es posible pensar en generar productos de cuidado personal unisex, lo cual puede generar mejor imagen y permitir que el mercado conciba a las marcas como equitativas.

Educar a los consumidores: Mientras más conocimiento posean los consumidores sobre el Pink Tax, estarán menos propensos a comprar productos con este impuesto. Por ejemplo, recomendamos seguir casos de éxito, como la antes citada iniciativa Ax The Pink Tax, la cual posee una calculadora para conocer el monto de gravamen pagado por una mujer a lo largo de su vida.

Hoy día en ARH Consultores estamos conscientes del papel que las mujeres desempeñan en la economía, las familias y en el desarrollo de un país, y es nuestra misión apoyarlas a crecer. Con nuestros servicios, colaboramos en equipo para identificar y contrarrestar los costos tanto en impuestos como en insumos que genera el Pink Tax, y así caminar para la construcción de una equidad de género fiscal.

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