¿No vengan con que la ley es la ley?

Por: Silvino Vergara Nava

 “La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie”.
Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu

Desde la academia jurídica de América Latina se insiste en profundizar respecto al principio de legalidad y la aplicación de la ley como el único camino para sacar adelante a la población de esta región, pues se ha sostenido que la pobreza, la corrupción, la ineptitud de los gobiernos en la región se debe, principalmente, al incumplimiento generalizado de la ley (Nino, Carlos Santiago. (1992). Un País al Margen de la Ley. Buenos Aires: Emecé editores). Incluso, se ha concluido que es el Estado, en las naciones de nuestra región, el principal incumplidor de la ley, aún más que la propia población (García, Villegas Mauricio. (2013). Normas de papel. Bogotá: Siglo del Hombre Editores y De justicia). Y que desde luego es lo que nos ha estancado en el subdesarrollo desde nuestras independencias.

Para muestra tenemos las noticias de los últimos días del mes de abril de 2022. Desde el Palacio Nacional se afirmó: “Que no vengan con que la ley es la ley”. Resulta una sentencia penosa, pero sobre todo muy desestimulante para los 30 millones de mexicanos que votaron hace 3 años por la transformación del país, pues precisamente esa transformación era dejar atrás esas costumbres de que cada quien haga lo que quiera, empezando con las propias autoridades, y transformarlo por aplicar la ley, por el principio de legalidad, por el respeto a la ley.

Principalmente, por las propias autoridades y luego la población. Pero si desde la silla más importante de la nación se hacen esas manifestaciones la ley pasa a segundo término, pues lo que se está diciendo es que estamos abandonando al Estado de derecho y pasando a un Estado de excepción.

Para muestra de las consecuencias de la separación de la ley de “que cada quien haga lo que quiera” está lo sucedido en los últimos días, la muerte de un joven de 15 años en un local clandestino de fiestas en el Estado de México. Lo anterior ha sido un ejemplo del incumplimiento sistemático de la ley y lo que terminó en un penoso, vergonzoso y lamentable homicidio, del que se tuvo conocimiento por todo el país gracias a los medios de comunicación.

Toda esa triste historia es una colección de incumplimientos de la ley, que en otros países en donde se respeta la ley no sucedería. Esa lamentable historia partió de una fiesta en un lugar clandestino, atendiendo a que no contaba con los permisos para funcionar, posiblemente porque como en todo el país los permisos municipales son todo un viacrucis que provocan que no se tramiten, o que se queden a la mitad. Pero eso sí, se abren los negocios. 

Así, funcionando ese local para fiestas, se permitió romper por segunda ocasión con la ley, al permitir el consumo de alcohol, del que se requiere de una licencia para ello. Además de que se permitió la entrada a menores de edad, como era el caso del joven fallecido, otra colección más de incumplimientos de la ley y, desde luego, las autoridades municipales deben de vigilar que no estén funcionando ese tipo de sitios realizando inspecciones, pero tampoco cumplieron.

Eso dio como consecuencia que el personal de seguridad del local, también sin autorizaciones oficiales, mucho menos con la capacitación del personal correspondiente, provocara la muerte del joven. Para finalizar con esta baraja de incumplimientos, ya que la autoridad competente no cumple con la detención del homicida, familiares, amigos e indignados por toda esa serie de sucesos, toman indebidamente una de las principales avenidas de la ciudad de México durante más de 15 horas, impidiendo que las personas transiten por el lugar, una ilegalidad más. Finalmente, se presenta la persona culpable del homicidio ante la fiscalía.

La autoridad competente no cumplió con la ley. Y para terminar la visita a los familiares de las autoridades de la ciudad de México la foto en los medios de comunicación, para demostrar propiamente que no cumplieron con la ley.

En resumen, una cascada de violaciones a las diversas disposiciones legales de orden municipal, estatal y federal, una prueba más de que el incumplimiento de la ley en nuestra América Latina es la causa de todas estas desgracias que ponen a los políticos y sobre todo a la política sobre el derecho y no el derecho sobre la política.

Por ello es que resulta muy lamentable que se sostenga a los cuatro vientos que: “No vengan con que la ley es la ley”.

**Los artículos firmados son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de La Revista Asesores.

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