LIDERAZGO, EMOCIONES Y TOMA DE DECISIONES

Por: Raúl Torres Jiménez

¿Inspirar?, ¿motivar?, ¿guiar? Cualidades que definen al liderazgo como la base de la actuación en el manejo de grupos; sin embargo, la o el líder es una persona que piensa, ama y siente, es un ente complejo que en múltiples circunstancias es puesto a prueba en un entorno cada vez más y más cambiante.


Sin lugar a dudas, en la medida en que vamos creciendo, nuestras emociones se vuelven más complejas; sin lugar a dudas, la nueva película sobre las emociones da cuenta sobre ello. Desde una perspectiva evolutiva, se aprecia cómo el personaje central, en la medida en que va creciendo, van apareciendo emociones cada vez más complejas a partir de las emociones primarias.


En este sentido, se le debe a Robert Plutchick la denominada “rueda de las emociones”, el cual en los años ochenta sintetizó las denominadas emociones básicas, sus combinaciones y a partir de ellas, las emociones derivadas. Cabe señalar que en dicha rueda no aparece la denominada emoción “Ennüi”.


Dicha rueda es la siguiente:

Como se puede advertir, las emociones se vuelven cada vez más y más sofisticadas, pueden convertirse en nuestras aliadas o en nuestras anclas. 

Y si bien por más que nos entrenen para resolver problemas (lado racional del cerebro) las vicisitudes de la vida nos llevan a entrar en torbellinos que no siempre nos dejan bien parados.

Por un lado, se nos pide que planeemos nuestras actividades, nuestros proyectos, que tengamos claro cuáles son los entregables de acuerdo a instrucciones. Que utilicemos herramientas como el FODA, PESTEL; etc. Que usemos metodologías como el SCRUM, SCAMPER; y un largo etc., con el fin de tomar las “mejores decisiones”; lo cierto es que al final no siempre la racionalidad toma el mando en determinadas circunstancias.

Muchos especialistas y gurúes señalan que las principales decisiones se toman no desde la racionalidad, sino desde las emociones; por eso es tan importante identificar plena y fehacientemente los estados emocionales en los que nos encontramos cuando afrontamos y enfrentamos los múltiples desafíos personales y profesionales que nos demanda nuestras actividades.

Somos tan complejos que, desde el punto de vista del juego de roles, en un día podemos ser maestros, alumnos, compañeros, jefes, esposos, entre otros roles. De ahí que cuando alguno de nuestros roles se ven afectados en determinadas circunstancias, nuestra rueda de las emociones parece más una ruleta de casino que una guía que me permite identificar la emoción o emociones.

Parafraseando a Galileo Galilei: “y, sin embargo, se mueve”; podemos decir “y, sin embargo, debemos tomar decisiones”. Y es que puede ocurrir que en un momento cualquiera que sea, aparezca la pérdida de un ser querido, la ruptura con el ser amado, problemas con las cuentas bancarias y muchas otras circunstancias que definitivamente alteran el tipo de decisión que se podría haber tomado.

Por lo anterior, es muy importante que el líder cuide y cultive los entornos en los cuales se desenvuelve. Cuestiones que pueden estar a su favor:

  1. Darse tiempo para sí mismo, para sí misma.
  2. Cuidar sus relaciones personales.
  3. Cuidar las formas y medios en los cuales se comunica con los demás. (Comunicación efectiva, asertiva, etc.)
  4. Hacer ejercicio.
  5. Cuidar su salud (en general).
  6. Cuidar su ser interior.
  7. Transformar grupos en equipos de trabajo.
  8. Tomar terapia (en caso de ser necesario).

Como líder, no se está exento de cometer errores, de fallar en momentos clave, a veces hasta de perder el rumbo; sin embargo, esto no determina a la persona, porque el líder sabe y siente que si es sincero y sus actos están llenos de verdad (en un sentido filosófico); las personas seguirán con él, y es ahí donde el líder puede recalibrar y reconducir las acciones que permitan enderezar el rumbo en caso de haber cometido alguna equivocación.

De tal modo que, al ejercer el liderazgo, la persona se va haciendo cada vez más consciente de su actuar, o de por qué no actuar; de por qué tomar o no tomar ciertas decisiones.

En la medida en que educamos las emociones, los líderes pueden sortear el oleaje intempestivo que conlleva el mar emocional, pudiendo surfear la ola.

Nadie dice que será fácil, pero como todo entrenamiento, requiere tiempo, paciencia, repetición y compromiso para poder lograrlo.

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