Humano vs. Robot… el dilema del trabajo en el futuro y sus ramificaciones.

Por: Joan Borbolla Ballescá


Según un informe de Boston Consulting Group, en el año 2025 la adopción de robots en las fábricas debe mejorar la productividad un 30% y reducir el coste de la mano de obra, al menos, un 16% en países como Corea del Sur, China, Estados Unidos, Japón y Alemania.

El estudio predice que la inversión en robots industriales se acelerará significativamente durante la próxima década, con crecimientos del 10% anual, frente al 2% a 3% de la actualidad. En consecuencia, el coste laboral podría ser menor del 16% del coste actual en los 25 países más exportadores. Según los sectores y países, el valor producido por el operador podría aumentar entre un 10% y un 30%, además de los incrementos de productividad derivados de otras medidas adoptadas para mejorar los procesos de fabricación.

Las mayores ganancias se producirán en los países que están a la vanguardia de la implementación de robots industriales, como Corea del Sur, China, Estados Unidos, Japón y Alemania. El coste de mano de obra en 2025, después de ajustar las cifras de la inflación normal, y la aplicación de otras medidas de mejora de la productividad, deberá ser de 18% al 33% más bajo en aquellas economías.

Partiendo de la base que la tendencia de crecimiento empresarial en fábricas se está enfocando a la automatización, ¿dónde deja eso a los sectores laborales de América Latina y en especial de México?

El futuro del trabajo en América Latina, y en nuestro país, está marcado por dos grandes tendencias: el rápido cambio tecnológico y el envejecimiento poblacional. Ahora bien, ambas tendencias pueden ser positivas, pues permiten vivir más años, abandonar los trabajos más repetitivos y mejorar nuestra calidad de vida.
 
Sin embargo, para aprovechar los posibles beneficios, es importante actuar de manera decisiva. Y ojo, que no será una tarea fácil. En comparación a los países desarrollados, actualmente los latinoamericanos, no cuentan con las capacidades, habilidades e infraestructuras necesarias para responder a la revolución tecnológica y al cambio demográfico.


Uno de los grandes retos es la falta de capacitación. Los bajos niveles de preparación de la mano de obra en la región limitan la adopción de nuevas tecnologías y la capacidad de los trabajadores a adaptarse a ellas. En otras regiones del mundo, los avances en automatización y la inteligencia artificial reemplazaron muchos empleos que no necesitan un gran razonamiento abstracto para llevarse a cabo y que son rutinarios. En esos mismos países, la tecnología también creó muchos nuevos trabajos para personas altamente calificadas. Esto abre nuevas oportunidades laborales para aquellos trabajadores que se capaciten en nuevas habilidades.

En México, parte del problema es que las empresas tienen pocos incentivos para invertir en la capacitación de sus empleados y en el uso de tecnologías en sus procesos de producción. El bajo costo de la mano de obra no incentiva la automatización de los procesos, y la mayoría de las firmas en la región son pequeñas, lo cual dificulta la innovación.

En los próximos años, el hecho de que los empleados no trabajen con la tecnología en otros roles podría poner en riesgo muchos trabajos. De acuerdo a una serie de investigaciones, en varios países de la región, hasta un 75% de los trabajos tienen un alto riesgo de ser automatizados.


Entonces, ¿cómo serán los trabajos del futuro? Como ha ocurrido con todos los cambios tecnológicos anteriores, se perderán algunos trabajos y se generarán otros nuevos. La mayor expectativa de cambio será en torno a la automatización, la inteligencia artificial y las plataformas digitales de intermediación.
 
En particular, se espera que surjan nuevos empleos que complementen o trabajen en conjunto con la tecnología, sobre todo como “entrenadores” para sistemas de inteligencia artificial, “explicadores” para comunicar los resultados de estos sistemas, y ‘sostenedores’ para monitorear el comportamiento de los sistemas, incluyendo su adhesión a conductas éticas.
 
La tendencia mundial indica una intención de preparación personal en doble variante o vertiente, si bien, el mantener un enfoque de estudio “tradicional”, pero también manteniendo el enfoque en un paralelo de complemento, como puede ser la inteligencia artificial o algo en que las máquinas difícilmente puedan sustituir la capacidad humana o bien la empatía de un humano hacia otro ser humano, generar soft skills y hard skills.
 
También seguirán existiendo trabajos tradicionales, aunque muchos serán contratados a través de plataformas digitales como Uber, Airbnb o Rappi. Este tipo de plataformas eliminan barreras de acceso al trabajo, lo que puede generar empleos para personas que requieren un alto grado de flexibilidad de horarios. También pueden facilitar la labor de adultos mayores o estudiantes que buscan empleos a tiempo parcial.

Esta realidad permite que las empresas puedan ubicar y contratar trabajadores para tareas específicas sin que exista de por medio una relación laboral. Para algunas personas, esto brinda una flexibilidad bienvenida; para otras, supone el fin de las protecciones y seguridades de un contrato asalariado.
 
Estas nuevas formas de trabajo también suponen retos para los mecanismos de seguridad social. Tradicionalmente, los sistemas de salud y pensiones están diseñados para trabajadores con un empleo asalariado, en un horario concreto y trabajando para un solo empleador; un esquema que resulta muy lejano al que se ha desarrollado bajo estas nuevas tecnologías.
 
La gran tarea tras bambalina, se genera para los gobiernos, pues serán estos quienes tengan que diseñar nuevos mecanismos para los trabajadores independientes, y que, a futuro, puedan utilizar estas plataformas para acceder a una pensión, servicios de salud y otros.

El reto queda en una responsabilidad tripartita, empresa-trabajador-gobierno, pues son estas tres entidades, quienes deberán hacer los enfoques propios sobre conveniencia económica, conveniencia profesional, conveniencia tributaria y demás.

Empresas: Determinar los sectores de inversión donde deberán apostar capital, para modernizar sus plantas, sin descuidar y apostando igual, a la capacitación de su personal, bien sea para esta nueva tecnología a implementar, o bien para otros beneficios trabajador-empresa.

Trabajador: Estar siempre en constante capacitación y desarrollar siempre habilidades blandas y habilidades duras (soft y hard skills).

Gobierno: Generar mecanismos de inclusión en nuevos esquemas laborales híbridos, de menor tiempo en cotización, y a la vez, generar mecanismos óptimos para trabajadores independientes dentro del sector salud y retiro.

Leave a Comment

Your email address will not be published.

Start typing and press Enter to search