HR EN EL COMPLIANCE GUBERNAMENTAL 2021
Por: Francisco Jordá Schloeter
El poder corrompe”, suelen decir. ¡Falso! Los servidores públicos deshonestos lo son antes de llegar al poder; sin embargo, encontraron en el cargo la perfecta oportunidad para satisfacer sus ruines ambiciones.
Para evitar la proliferación de este fenómeno de perversión, y tender hacia su erradicación, existe todo el andamiaje legal y procedimental que constituye el Compliance. Un sistema robusto que ha demostrado un éxito rotundo en el sector privado; cuya implementación en el sector público ha sido de forma lenta pero a paso firme y eficaz.
La gran fortaleza de este sistema es que abarca tanto al actor activo, como al pasivo; tanto al corrupto, como al que soborna. Sin duda, el proceso de selección de los candidatos que ejercerán el poder es la clave para prevenir y erradicar la corrupción.
Todo un andamiaje de auditorías y métodos de control para detectar y corregir malas prácticas debe existir y permanecer. Compliance logra que el esfuerzo en detectar y extirpar corruptos, a través de sus procesos, sean más baratos y eficientes, más aún si quienes ejercen el poder tuvieran sólida y probada integridad moral y ética, redundando en una mejor y más efectiva administración.
La corrupción es un mal social con terribles consecuencias para la administración pública, pues descarta su credibilidad, agota los recursos y debilita a la sociedad, pues pierden su fe en la democracia y en la institucionalidad; adicionalmente, entorpece el cumplimiento de los fines y objetivos del Estado.
Es fundamental conocer a todos los colaboradores, proveedores y clientes, así como identificar los procesos proclives a la corrupción y establecer reglas para evitarla. A la par, debe contarse con sistemas de prevención de la corrupción, lo cual repercute en la creación de una cultura de integridad.
Es un arduo proceso que involucra inventariar un mapa o matriz de riesgos de corrupción, así como la implementación y monitoreo efectivo del cumplimiento de los mecanismos de mitigación de esos riesgos. Todo está fortalecido con la creación de canales de denuncia.
¿Cómo puede RRHH o la actual Gestión del Talento contribuir en esto?
La iniciativa que propongo es, como sociedad, educar para crear líderes íntegros que estén preparados para gobernar, para liderar, para guiar, con una estructura moral sólida a prueba de tentaciones, con un conjunto de conocimientos técnicos y humanos que les brinde la seguridad para decidir, la sabiduría para escoger, la humildad para ser líderes de otros, la sencillez para enseñar y la estabilidad emocional para resistir la soberbia. Esto funcionaria como un instrumento de prevención.
“EDUCAR PARA CREAR LÍDERES ÍNTEGROS QUE ESTÉN PREPARADOS PARA GOBERNAR, PARA LIDERAR, PARA GUIAR, CON UNA ESTRUCTURA MORAL SÓLIDA A PRUEBA DE TENTACIONES, CON UN CONJUNTO DE CONOCIMIENTOS TÉCNICOS Y HUMANOS QUE LES BRINDE LA SEGURIDAD PARA DECIDIR”
En México debemos rediseñar nuestro proceso educativo y nuestro proceso de selección de líderes para masificar la producción de personas excepcionales y que ya no sean una excepción, sino una tendencia.
La “materialización” de la sociedad, entendiendo materialización como tendencia hacia el consumismo y el materialismo, abrió una brecha para el “juega vivo”, para la picardía criolla latinoamericana, para avanzar sin escrúpulos y es ahí en donde la pérdida de valores nos ha traído a tener que crear mecanismos de Compliance cada vez más estrictos, complejos y auditados para poder compensar con aparataje legal y administrativo, una carencia de moral y ética.
La formación con valores, la educación integral, la intención consistente y continua para desarrollar líderes íntegros y preparados para ser y crecer con base en el mérito y no en el amiguismo, con base en el trabajo honesto y no en las relaciones y padrinazgos, la vocación de servir en contraste con la ambición de mandar, el estímulo de la búsqueda de la excelencia en contraste de la búsqueda del camino más fácil, tienen que ser la ruta para que, en dos o tres generaciones, podamos dedicar las recursos hacia el desarrollo y el progreso, la investigación y la innovación, la justicia social y la erradicación de la pobreza, preferiblemente a dedicar recursos y tiempo en vigilarnos mutuamente.
El Compliance es una realidad y es insustituible en el corto plazo, debido a que no es un objetivo en sí mismo, sino la lamentable conclusión a la que llegamos, al haber fallado en la creación de líderes íntegros y haber permitido el relajamiento progresivo de los valores.
Regresar a una sociedad estructurada sobre valores y no sobre materialismo, amiguismo y padrinazgos es posible. Es difícil. Tomará tiempo y una enorme disciplina, pero no hay nadie que no reconozca íntimamente que es preferible vivir un proceso de cambio real hacia una sociedad justa e íntegra, que seguir trabajando para vigilarnos mutuamente cada vez con mayores y más complejos procedimientos y leyes.
¡Esto es Compliance! ¡El instrumento indispensable para corregir la corrupción!