Formando líderes desde la niñez
Por: Mauricio Contreras
El eterno debate para saber si los líderes nacen o se hacen no tiene una única respuesta. Por un lado, la genética nos predispone con ciertos talentos natos que favorecen el liderazgo, pero sin duda un elemento esencial para que las personas desarrollen sus capacidades, es la formación que reciben desde etapas tempranas.
Las niñas nacen con virtudes para convertirse en grandes líderes, pero van contra corriente desde muy pequeñas, ya que sí ejercen sus talentos de liderazgo, se les comienza a llamar caprichosas, mandonas o altaneras. Desde ahí comienzan los micromachismos a obstaculizar el desarrollo de su liderazgo. Es algo cultural que comienza desde la niñez.
Durante la niñez se construye la autoestima que es indispensable para poder aspirar a influir en otras personas, es durante los primeros años que se adquieren patrones de conducta y sus primeros modelos de inteligencia emocional.
Recordemos que el liderazgo es influir en las personas para alcanzar un objetivo en común. Para lograrlo se necesitan ciertas habilidades mentales, emocionales y sociales. Dichas capacidades deben ser fomentadas desde que las niñas son pequeñas.
Es necesario fomentar el trabajo en equipo entre más pequeños, que aprendan a compartir, a colaborar para alcanzar un objetivo. Que sepan cooperar más que competir y desarrollar paciencia hacia los demás. No hay otro camino para poder alcanzarlo más que la práctica constante.
El deporte como semillero de líderes.
Correr, saltar, nadar, andar en bicicleta o practicar cualquier tipo de actividad física favorece el sano desarrollo en la niñez. Tiene un impacto en la salud física, pero también en el bienestar emocional de los niños. Además de lo anterior, es muy recomendable que practiquen deportes de equipo y es mejor todavía si es una actividad que implique entrenamientos periódicos. Así aprenden a generar vínculos sociales y de cooperación desde pequeñas. A intercambiar ideas. Conocerán la importancia de la disciplina constante para alcanzar sus objetivos. De esa forma experimentarán triunfos y sabrán cómo canalizar las derrotas.
Feminidad no significa debilidad.
Un factor que genera creencias limitantes en las niñas es hacerles pensar que ellas no pueden cargar, no deben observar deportes de “hombres”, no se ven bien jugando rudo o cualquier otra creencia que les haga parecer como débiles o incapaces. Tampoco se trata de forzarlas a que practiquen actividades con las que no se sienten cómodas, sino de buscar un equilibrio de tal forma que puedan participar tanto niñas como niños en distintos tipos de actividades. Y hacerles ver que si bien existen diferencias entre ambos, no son limitantes. Crear ambientes inclusivos desde la niñez es importante para que al crecer sepan que en el mundo laboral pueden ejercer puestos de liderazgo en cualquier tipo de industria o empresa.
Atributos unisex
Hay ciertos adjetivos con los que solemos elogiar a los niños: “eres muy valiente” “eres muy fuerte” “eres muy veloz”, pensando que ese espíritu atrevido y competitivo debería ser exclusivamente para el género masculino. Nada más equivocado que eso. Hay que normalizar, llamarles a las niñas fuertes y valientes. Aplaudirles que sean inquietas y curiosas. Que sean niñas voluntariosas por momentos. Sin hacerlas sentir culpables. Somos seres humanos con rasgos de personalidad que no deberían buscar ser moldeados o limitados por el tipo de género con el que nacimos. Un hombre puede ser sensible, cariñoso, empático, servicial. Una mujer puede ser atrevida, fuerte, valiente, arriesgada. Estos rasgos del comportamiento no deben ser clasificados como masculinos o femeninos.
Así que existe una gran tarea por delante para seguir impulsando el liderazgo femenino desde la niñez. Recordando que formar líderes mujeres no significa que deban masculinizarse, al contrario, necesitamos crear un entorno donde las niñas se sientan cómodas, siendo influyentes con su propio estilo y personalidad.
Hay que fomentar espacios familiares donde las niñas puedan expresar sus ideas, desarrollar sus talentos, tomar decisiones y tener desacuerdos. Que tengan actividades extraescolares que fortalezcan su autoestima y autoconocimiento.
Las niñas nacen y se hacen líderes.
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