Estimaciones del comercio internacional para 2023
Por: Israel Díaz Escobar Sánchez
Mucho se ha hablado sobre la situación económica mundial, sobre la recuperación después de los efectos del COVID-19, sobre la guerra en Ucrania, las restricciones sanitarias en China y cómo todo esto ha afectado a la proveeduría global y de su impacto en el comercio internacional.
En específico para México, según datos de la Secretaría de Economía, el comercio exterior mexicano representa un valor de más del 70 % del PIB, lo que hace que, en gran medida, dependamos del comercio exterior y, por lo tanto, aquello qué pasa en otros países afecta directamente algo así como al 70 % de nuestra economía.
Lo anterior no quiere decir que únicamente impacte al comercio exterior, sino qué hay otros aspectos que se ven afectados como la inversión, empleo, inflación, etcétera, pero que no son objeto de este artículo.
Según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Comercio (UNCTAD), por sus siglas en inglés el comercio internacional alcanzó una cifra récord para 2022, lo cual era de esperarse después de los efectos de 2019 y 2020. Mucha de la cadena global de proveeduría se retrasó, lo que ocasionó que la recuperación se diera de manera rápida, alcanzando la cantidad de 32 billones de dólares.
Ahora bien, la situación para 2023 no es igual de alentadora que el año pasado, ya que hay factores que siguen provocando desequilibrios en la proveeduría global. Para este año se prevé una desaceleración en el crecimiento.
Según el informe de la UNCTAD (Global Trade UPDATE) en 2022 el comercio de mercancías creció 10 % con respecto de 2021, mucho ayudado por la subida de los precios y la inflación generalizada a nivel mundial.
Para el caso del comercio de bienes hubo un incremento del 15 % para alcanzar también una cifra récord de 7 billones de dólares.
Pese a las cifras alentadoras, es preciso señalar que el crecimiento se desaceleró en el último trimestre del año 2022, lo que indica que la tendencia de disminución del crecimiento seguirá para 2023 y sobre todo se va a profundizar si las situaciones en geopolítica no cambian y si la situación en China no se regulariza.
Según expertos de la Organización mundial de comercio (OMC), la desaceleración comentada ocasionará que para 2023 el comercio incremente un 1 % lo que representa una disminución en el crecimiento proyectado de 2.4 %, es decir, las predicciones apuntaban a un incremento del 3.4 %.
Veamos ahora cuáles son los aspectos que generan esta situación, ya que Ucrania-Rusia, y China no son los únicos “culpables”.
Podemos listar, los incrementos en los precios de la energía, el incremento en las tasas de interés, y la ya mencionada inflación que se ha visto en muchas (las principales) economías e incluso las restricciones comerciales que algunos países han impuesto como respuesta a sus situaciones inflacionarias.
Con respecto de la Inflación podemos hablar que en Europa, se verán afectados los precios de los productos, en virtud del incremento de los precios de los energéticos, esto a causa de la invasión de Rusia en Ucrania. Otro aspecto es la situación económica de Estados Unidos, que ha tenido que endurecer su política monetaria, lo que genera una disminución en las compras de vivienda, vehículos e inversiones. Por último, y nuevamente, la situación sanitaria en China, y el resurgimiento de brotes de COVID, una vez más generarán los efectos de proveeduría ya comentados, que incluirán el incremento de precios por la poca oferta y como consecuencia el aumento de los productos que se importan. Específicamente para México, China es el segundo proveedor de mercancías de importación después de Estados Unidos, lo que hace que si estos dos países se ven afectados, y sus precios se incrementen, lo mismo sucederá con los precios en nuestro país.
Según datos de la OMC, los precios de la energía se incrementaron un 78 % interanual en agosto. Los alimentos 11 %, los cereales 15 % y los fertilizantes un 60 %.
Para el caso de las restricciones comerciales, la OMC, citada por la Organización de las Naciones Unidas, precisa que incrementar medidas puede ser una opción para los gobiernos para mitigar los efectos de los últimos años, pero también aclara que no ocasionaría más que la disminución de la proveeduría mundial y agravaría la situación inflacionaria y económica, principalmente en los países en vías de desarrollo.
Un aspecto no comentado, pero que tampoco ha logrado consolidarse y, por tanto, no afecta tanto al flujo mundial, es la deslocalización de la proveeduría a la que muchas empresas y economías tuvieron que migrar. Por lo tanto, derivado de los incrementos de los precios en Asia, de la inflación, de la falta de proveeduría, de la escasez de materias primas, de opciones de fletes a nivel internacional y la elevación de los precios en los mismos que alcanzó a incrementar hasta 10 veces su precio, las empresas comenzaron a desarrollar lo que se conoce como “nearsourcing”, es decir, el abastecimiento cercano e incluso local y dejar, en cierta medida de depender de los citados factores. Ahora bien, cuando las empresas tienen sus insumos cerca, incluso dentro del país, ocasiona que las transacciones no sean internacionales o que el valor que se agrega en otros países ahora se agregue de forma local, (contenido nacional) lo que disminuye el valor del flujo internacional.
Incluso la Organización de las Naciones Unidas ratifica esta postura al comentar:
“Lo que necesitamos es una base más profunda, más diversificada y menos concentrada para producir bienes y servicios. Además de impulsar el crecimiento económico, esto contribuiría a la resistencia de la oferta y a la estabilidad de los precios a largo plazo, al mitigar la exposición a los fenómenos meteorológicos extremos y a otras perturbaciones localizadas.”
Para el caso de América Latina, el Fondo Monetario Internacional estimó un incremento del 1.5 % para los países de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) del PIB, para 2023, otra notable desaceleración, según se compara con el 6.6 % y 3.2 % de incremento en el PIB para 2021 y 2022 respectivamente de estas economías, lo que ocasionará un efecto similar en el comercio exterior de cada una de ellas.
Para el caso de las exportaciones e importaciones de la región ALADI, se muestra también una desaceleración en el último cuarto del 2022, y se prevé que la tendencia siga para 2023.
Pese a todo lo anterior, el crecimiento está previsto, tanto para nuestro país como para economías clave a nivel mundial y clave para la economía mexicana, sin embargo el incremento es poco, comparado con lo que las economías necesitan, por lo que debemos enfocarnos en la diversificación de productos de proveeduría y de exportaciones. Debemos también aprovechar que Estados Unidos busca el “nearsourcing” y nuestro país es la mejor opción para ello derivado de muchos factores ya conocidos. Necesitamos además aprovechar la NO mencionada guerra comercial entre Estados Unidos y China que ha favorecido en mucho la inversión de China en nuestro país y el TMEC (Tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá) que favorece, entre otras cosas, la fabricación en México y exportación a Estados Unidos y Canadá.
Referencias: