Entrevista al Dr. Jorge Luis Martínez Ocampo

EL GRAN VISIONARIO DEL COMPLIANCE GUBERNAMENTAL

En un país convulsionado por la quiebra de las normas fundamentales y la fragilidad de las instituciones no es sorprendente encontrar juristas atosigados por la carga procesal, faltos de recursos para su sustento y agobiados por una muy mala imagen sobre su función en la sociedad. A pesar de ello, tenemos hombres de Ley plenamente capacitados para ser esos juristas, por quienes claman los justiciables. Juristas íntegros, cuyas vidas están íntimamente ligadas a la Justicia como estandarte de sus conciencias, a ellos, la sociedad los unge como profesionales imprescindibles y no como de una designación formal. Su intervención es el ejemplo que irradia en toda nuestra Nación. 

Uno de esos juristas límpidos, en el que México ha puesto sus esperanzas es Jorge Luis Martínez Ocampo. Un hombre honesto, estudioso, inteligente, honorable, cuya vida fluyó de manera natural en la abogacía porque ontológicamente no podía ser de otro modo; su actitud existencial es la de un jurista y así lo ha demostrado en cada uno de sus actos. Porque como abogado postulante, no se acompaña de falsos ritualismos en aras de la celeridad de las resoluciones judiciales, pues la injusticia hiere su conciencia y frustra sus intenciones.

“EL ERUDITO CONTRA LA CORRUPCIÓN”

Ha desarrollado una compleja actividad intelectual exigiendo el máximo a sus capacidades, a fin de no ser un mero aplicador de normas, balanceando la defensa de la legalidad con el carácter creador que su condición de académico le faculta. Siempre ha sido ese mentor que muchos jóvenes necesitan para encauzarse por el buen camino; especialmente en estos tiempos en que los disvalores o antivalores son exhibidos diariamente, creando confusión.

Lo es para generaciones enteras como profesor universitario, pues desde los pupitres se admiran sus exquisitas cualidades personales, académicas y profesionales. Es por ello, que en estas páginas se honra la visión y la investidura de un egregio abogado que hoy por hoy, lo da todo en pos de la Legalidad y el Estado de Derecho a fin de construir una Patria fuerte y emancipada. 

Una constante en la historia de nuestro México, es la corrupción como principal problema que impacta y afecta todas las áreas administrativas. Desgraciadamente, estrategias académicas y sofisticadas para combatir este mal suelen ser menospreciadas, en las campañas, por líderes que ofrecen su “impoluta personalidad” como el garante del Estado de Derecho a su electorado. En este contexto, la visión técnica y académica del Licenciado Jorge Luis Martínez Ocampo se alza como referente nacional en el combate a la corrupción. Con sus profundos estudios y experiencia profesional ha llegado a una conclusión contundente que genera a la vez, esperanza y frustración: “Es posible terminar con la malversación de recursos que aqueja todos los órganos y niveles de gobierno, ocasionando afectaciones como un llano crecimiento y bajo desarrollo municipal.”

En este espacio, el también Doctor por la Organización Mundial de Abogados y especialista en Derecho Penal Empresarial nos muestra el sistema anticorrupción que aplica en empresas y gobiernos con sorprendente eficacia, dando su particular punto de vista, su forma elocuente y su fondo beneficioso como teórico  del cumplimiento normativo. En cada una de sus frases, está presente un insondable análisis que le apuesta a la franqueza, a la rectitud, a la lealtad, a la respetabilidad de sus principios, como garantes de su condición de legista eminente; un erudito que hoy, le hace frente a la corrupción con la adarga del conocimiento y el sable de la experiencia. 

Como socio de Martínez Ocampo & Chávez Vaca S.C. el Licenciado Jorge Luis Martínez ha establecido un conjunto de procedimientos, aplicaciones y buenas prácticas con la finalidad de estipular las normas y reglas que rigen el actuar de las dependencias de gobierno, así como informar sobre los riesgos legales en los que se pueda ver afectada la institución: “Hemos creado servicios de inteligencia licitatoria en la contratación pública; brindamos asesoría, representación y defensa para los municipios y servidores públicos; construimos y evaluamos políticas públicas.”

  La gran herramienta para erradicar la corrupción, según el Maestro Martínez Ocampo, es el Compliance (Cumplimiento normativo), con el estándar internacional ISO 19600. Pionero en su aplicación en sistemas de gobierno, ha logrado que su éxito se replique en diversas entidades que se han visto beneficiadas con todo un sistema de cumplimiento normativo de probada eficacia. Desgraciadamente, aún constituye un tema poco explorado e incluso desconocido por muchos en nuestro país. “En México, el Compliance se implementa con más frecuencia en la gestión empresarial, pero si lo aplicamos al sector público, en particular a municipios, se traduce en una vía para construir gobiernos jurídicamente sólidos, apegados y fieles al Derecho.” 

Compliance es un instrumento que actúa tanto de forma reactiva como preventiva. Permite a los gobiernos administrar sus riesgos y organizarse para cumplir sus obligaciones legales, así como otras asumidas voluntariamente. Si el sistema de prevención se orienta a mitigar los riesgos legales que se derivan del incumplimiento de la normativa penal, se le denomina Criminal Compliance, si se enfoca en el sector público, la ética pública o las buenas prácticas gubernamentales, se le llama Compliance Gubernamental, Compliance Estatal o Compliance Oficial; sin embargo, tratándose de entes públicos puede existir una dualidad de modelos de organización y algunos hacen énfasis, incluso, en las personas con responsabilidad pública, también denominadas personas políticamente expuestas. 

En este entramado, el Licenciado Jorge Luis Martínez está convencido que las diferencias entre el blindaje anticorrupción que ofrece Compliance y el que hemos visto aplicar a nuestros políticos, son enormes: “En la administración pública, el control de riesgos se confía en normas de carácter general: conflicto de intereses, leyes de transparencia, códigos de buen gobierno y ética, pero lo ideal es identificar los puntos que requieren controles especializados, ya que, incluso en diferentes zonas geográficas, los riesgos son diferentes; el mapa de riesgos debe desglosar las áreas más sensibles con una calificación de alto, medio o bajo en referencia del riesgo penal, en determinados ámbitos de actuación del servidor.

En este contexto, existe el modelo due diligence, es decir, la debida diligencia en el sector público, en donde debe prevalecer la trasparencia para evitar o atenuar, en su caso, consecuencias negativas de los gobiernos en sus diferentes niveles o dependencias que los integran. Esto implica sensibilizar a todos y cada uno de los servidores en todos los niveles, además de considerar la gestión de conflicto de interés. Por ejemplo, en la contingencia sanitaria debería existir un mayor cumplimiento normativo, para tener un verdadero control efectivo en las políticas de conflicto de intereses, por lo que se debe contar con una guía efectiva para clarificar el comportamiento adecuado en este tipo de situaciones.

De este modo, el due diligence se consolida como un pilar para la prevención de fraude y corrupción porque no sólo permite llevar a cabo una investigación interna de las áreas que integran a los gobiernos, sino también de los proveedores, lo cual permite ampliar el rango de identificación de los riesgos. A lo anterior se suma el compliance officer, que en el sector público recae en varias personas bajo la denominación de interventor”.

Y nos explica más: “El sistema de integridad pública es un candado contra la corrupción que beneficia a la tranquilidad del órgano gubernamental y abona por el buen desempeño de sus actividades en favor de la sociedad. El hecho de contar con un comité de ética, una unidad de capacitación y difusión, así como la unidad de cumplimiento, previene riesgos que suelen afectar a los diferentes niveles y órganos de gobierno, lo cual genera graves afectaciones al desarrollo.”

Ante esto, estamos seguros que los beneficios de Compliance son inmediatos en los ciudadanos, pues reciben una mejor atención por parte de los servidores públicos. La capacitación burocrática que el sistema Compliance requiere de manera indispensable, genera un círculo virtuoso con el que todo el aparato administrativo mejora claramente. Y es un hecho que, gradualmente, Compliance se implementa con mayor frecuencia en el ámbito de la administración pública, permitiendo identificar y clasificar los riesgos operativos, protegiendo las finanzas y otros ámbitos sensibles debido a la corrupción, la falta de integridad y comportamientos no éticos.

“EL COMPLIANCE APLICADO AL SECTOR PÚLICO ES UNA VÍA PARA CONSTRUIR GOBIERNOS JURÍDICAMENTE SÓLIDOS, APEGADOS Y FIELES AL DERECHO”

Es tal el crecimiento de Compliance que el Maestro Jorge Luis Martínez augura: “Pronto, esta herramienta se convertirá en una necesidad, cuya implementación será prácticamente obligatoria como parte de la estrategia y de las estructuras internas de los gobiernos, con la finalidad de dar cumplimiento a los preceptos legales que el Estado les impone, o bien, para protegerse ante situaciones de riesgo, así como de la mala actuación de funcionarios que se desenvuelven en cargos que pondrían en serios problemas la estabilidad económica de los gobiernos.”

La función del Compliance en el ámbito de la administración pública, a decir de Martínez Ocampo, consiste en determinar un conjunto de mecanismos diseñados e instrumentados para garantizar el cumplimiento normativo y el comportamiento ético en las organizaciones, a través de la gestión de riesgos legales y penales, la promoción de la legalidad y la integridad, así como la respuesta, la investigación y la sanción efectiva ante faltas de conducta y actos de corrupción. Lo anterior permite blindar distintas áreas, como las que tienen que ver con finanzas, operación, asuntos fiscales, administrativos entre otras.

“Tenemos la fiel convicción que el sistema de integridad pública es un candado a la corrupción, que brinda tranquilidad a los órganos de gobierno. La importancia de contar con un comité de ética, una unidad de capacitación y difusión, así como una unidad de cumplimiento evita los riesgos a los cuales, durante años, se han enfrentado las administraciones y que derivan en actos de corrupción y opacidad”, asegura. Asimismo, el Compliance abona a buenas prácticas de transparencia, ya que su implementación implica la responsabilidad de informar sobre los riesgos legales a los que se puede exponer la institución, para lo cual es preciso ejecutar una serie de tareas clave, como el seguimiento secuencial para un control de implementación y capacitación.

“Contar con un sistema normativo es favorable para la ciudadanía, ya que la transparencia y la disminución en la gestoría burocrática ayudan a lograr un mejor gobierno, al mismo tiempo que brinda ventajas competitivas en la implementación de políticas públicas; al final del día, eso es lo que cualquier sociedad demanda, en pocas palabras, una mejor manera de gobernar.”

El mundo y México han dado un cambio radical debido a la Pandemia de COVID-19, del  cual aún no estamos totalmente conscientes, debido a que la industria se encuentra en un tipo de hibernación. En cuanto la vacunación lo permita, la apertura de las actividades enfrentarán un nuevo contexto en toda la cadena productiva, logística y administrativa. El Licenciado Martínez Ocampo encuentra oportunidades muy interesantes en el contexto Post-COVID: “La Pandemia de COVID-19 abrió nuevos caminos y horizontes; un ejemplo de ello es que, en esta coyuntura, las tecnologías de la información son más usadas que nunca y representan la oportunidad de mantenernos informados acerca de nuestro entorno y, en especial, respecto al conocimiento de nuestros derechos. Apoyados en un uso correcto de la tecnología, que sume siempre, los ciudadanos hoy podemos estar atentos y vigilar que la ley se aplique y que los recursos públicos se ejerzan en forma transparente, para que así, juntos sociedad y gobiernos, naveguemos en un mismo sentido, como tripulantes de un barco que busca avanzar hacia un horizonte en común.”

Debido a que la corrupción no es exclusiva de las actividades gubernamentales, la acción más importante y desafiante es que la ciudadanía participe en los asuntos de su localidad. Como lo apunta el Licenciado Jorge Luis Martínez: “La corrupción no es algo que sólo el gobierno deba solucionar, sino que la sociedad es la primera que debe de poner un granito de arena para enfrentar este problema”. Y agrega: “Esta gran Nación cuenta con dos mil 458 municipios y 16 alcaldías como primera instancia de gobierno; la corrupción se enreda como una enorme telaraña.” Con esta realidad, nuestro especialista señala que este problema no se erradicará, mientras el combate a la corrupción siga como letra muerta en campaña. Pero aún siendo tiempos difíciles, su visión nos indica un camino esperanzador por el cual la corrupción sí puede.

Muchos nos encogemos de hombros al pensar en este doloroso tema, suponiendo que desterrar la corrupción es sólo un anhelo y que solo podemos cambiar lo posible, cuando no se puede cambiar lo ideal. Para la revista Asesores, es un privilegio llenar estas páginas de optimismo objetivo, de renovar la fe en la vida académica y en el trabajo conjunto de la sociedad. Porque la lucha contra la corrupción si bien tiene que ser paulatina, también debe ser sistemática y global, iniciándose por los aparatos del Estado y reberverando en la sociedad civil, para comenzar de una vez por todas con una cruzada de estas magnitudes, y que los resultados, además de corroborables, sean trascendentes y significativos. 

Es ingenuo pensar que una enfermedad social como la corrupción podría perdurar indefinidamente sin acabar con el paciente; por ello, progresividad y modestia serían tal vez las fuerzas que más atraerían la actitud final de la honestidad solidaria con la cosa pública; fuerzas acordes al enfoque realista de la corrupción que Jorge Luis Martínez Ocampo, el líder, ha reflejado en este espacio, planteándonos uno de los pocos caminos que aún podemos tomar para que la corrupción no acabe con nuestros valores más importantes.

Nos congratula el esfuerzo profesional del Doctor Jorge Luis Martínez Ocampo por combatir la problemática que más sufre el pueblo de México; una maldita corrupción que parece jamás desaparecer, y no lo hará, mientras las estrategias estén centradas en el culto a la personalidad de un político y no sean los verdaderos especialistas en la materia, quienes implementen los programas que el país requiere. 

Cerramos estas páginas rindiendo justo homenaje a un prohombre de nuestra Nación, a un benefactor de la Patria, a un gerifalte del honor, a un adalid del Estado de Derecho, Jorge Luis Martínez Ocampo. Así, en el corazón de la práctica y de la disciplina del Derecho, tan distinto de las aceptadas normas de la práctica interna, se asienta no solamente la necesidad de un efectivo jurista, sino además la necesidad de comulgar con él. Y detrás de ello, nuevamente, descansa la regla de oro, según la cual, la integridad intelectual de nuestro guía, es el talento más importante que puede compartir. Porque es parte de su reputación y de su buen nombre, y de ello depende la esperanza de todo un país que fija sus aspiraciones en un patriota como Jorge Luis Martínez Ocampo. ¡Honor a quien honor merece! 

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