El Salario Emocional y las Empresas Saludables
Dr. José Luis Arenas López
Durante décadas, la empresa tradicional en México ha sido un pilar a pesar de la continua evolución de las organizaciones en el mundo. En nuestro país ha habido un estancamiento notorio, la adaptación al dinamismo de los cambios (principalmente tecnológicos, económicos y sociales) es muy lenta, es decir, se debe reconocer que la industria en México depende de las MIPYMES y son estas empresas las que no logran despuntar a niveles más competitivos. La empresa tradicional sigue prácticas y métodos establecidos desde hace varios años y que a la fecha no han querido adaptar y mucho menos cambiar, porque en su momento fueron exitosos y sus líderes suponen que seguirán siéndolo. La resistencia al cambio y el conformismo cada vez son mayores, influyendo en la no adopción de nuevas tendencias e incluso en la actualización de sus propios manuales, en caso de contar con ellos.
En la actualidad podemos identificar muchas desventajas al modelo tradicional empresarial, siendo el principal la menor eficacia operacional, la falta de procesos efectivos y estructuras definidas dan como consecuencia la duplicidad de las funciones y el acrecentamiento de los costos y la poca flexibilidad operacional. Al ser un método aplicado en su mayoría en las MIPYMES, el crecimiento de la competencia cada vez es mayor, aunque esta competencia suele ser territorial y no en la calidad del producto o servicio, es decir, la falta de evolución e implementación de nuevas técnicas mantienen a las empresas en su mismo nivel o menor, evitando que destaquen las empresas de la misma industria y se diferencien por su crecimiento tanto en operación como en ingresos.
Adicional a lo anterior, las empresas tradicionales enfrentan otros problemas quizá más severos: los conflictos sociales, el aumento de precios en insumos y materias primas, las nuevas regulaciones gubernamentales, los factores de innovación ética, el alto costo de las innovaciones tecnológicas y por supuesto, la situación crítica en la política del país y la inestabilidad financiera. Es posible que los empresarios desestimen moverse a nuevos horizontes empresariales derivados de la incertidumbre de éxito y desconfianza de enfrentar nuevos retos; en consecuencia, México seguirá condenado al estancamiento empresarial y seguir dependiendo de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Sin embargo, no todo está perdido; existen metodologías y modelos fáciles de implementar que pueden traer muchos beneficios en el corto plazo: el modelo de empresa saludable y el salario emocional son dos modelos que versan principalmente en el bienestar de los trabajadores; si los trabajadores están satisfechos, los productos y servicios serán de buena calidad. Partamos de un postulado:
“Las mejores manzanas son de los mejores árboles”.
El modelo de empresa saludable plantea diferentes dimensiones: primero, no solo garantiza la seguridad laboral cumpliendo con los requisitos de protección civil y de seguridad social; la empresa considera importante a sus colaboradores y para ello establece programas de acondicionamiento físico y nutrición. Esto genera un equilibrio entre el trabajador (persona), el apoyo emocional, su familia, su vida social y la empresa. La segunda dimensión hace notar que los colaboradores, empleados o trabajadores (antes de ser cualquiera de estos calificativos), son personas y este rango es muy importante, ya que a las personas se les debe tratar como eso, como personas; cada uno de los trabajadores tienen nombre, propósitos, ilusiones, deseos, ambiciones, retos, problemas, necesidades y esta serie de factores particularizan a cada una de las personas que laboran en la organización, por lo que el trato debe ser personalizado y siempre por reconocimiento y no por aceptación.
Al implementar la metodología de empresas saludables se tienen grandes logros, por ejemplo, la disminución de costos en atención médica, ya que uno de sus pilares es la salud física y mental. Otro beneficio es la disminución de rotación de puestos. Una empresa que implemente este modelo se vuelve el lugar de trabajo en el que las personas quieren trabajar y donde las que ya están dentro, no se quieren ir. El clima laboral se mejora exponencialmente, ya que al propiciar la salud mental, los conflictos disminuyen y las personas se vuelven más colaborativas, y si las personas se encuentran satisfechas, en consecuencia la productividad aumenta.
Para implementar esta metodología debe existir convencimiento y compromiso por parte de los líderes; para ello, los líderes deben ser los mentores del establecimiento de la cultura del bienestar, donde apoyen de forma efectiva la salud física y mental; no solo se trata de cumplir con los programas gubernamentales en materia de seguridad, la empresa debe establecer programas permanentes de buenas prácticas para reducir y eliminar desde lesiones hasta enfermedades ocupacionales, y uno de los aspectos más importantes es el equilibrio, es decir, todos los aspectos de vida son importantes, desde dormir, comer a sus horas, la diversión, vida social y el trabajo. Una empresa saludable establece los mecanismos adecuados para que exista un equilibrio sano y adecuado en estos factores; el trabajo se debe ver como un medio para un fin y no como un castigo u obligación para un fin.
Establecer áreas verdes en la empresa, trabajar en espacio abierto, mejorar la ventilación de las oficinas, administrar antes que politizar, hasta establecer un espacio para el descanso en horas de oficina son de las recomendaciones más comunes en una empresa saludable; los colaboradores se sentirán reconocidos y en confianza, esto los compromete más con la empresa y los vuelve más productivos y responsables.
El salario es la paga en dinero circulante que recibe un trabajador por un trabajo realizado dentro de un periodo de tiempo; en el caso del salario mínimo, es la remuneración suficiente que permite a un trabajador cubrir sus necesidades mínimas necesarias, en otras palabras, el salario solo es la base del sustento, el desarrollo y la autorrealización de un individuo. El salario emocional contiene: además de lo económico, elementos primarios que ayudan a una persona a crecer personal y profesionalmente.
Nuestro reloj biológico indica que invertimos 8 horas al descanso, 8 horas al ocio y 8 horas al trabajo, las preguntas son: ¿se trabaja por dinero? Si me quitan el trabajo, ¿con qué me quedo? Entonces, ¿por qué trabajo? Las respuestas pueden ser diversas y quizá la más recurrente es que trabajamos por obligación y si me quedo sin trabajo, ya veré cómo le hago; el dinero sí es lo más importante. El salario emocional contiene factores que van más allá de la obligación y el compromiso hacia un tercero, es el compromiso con uno mismo y que determina todas las decisiones que se tienen hacía el trabajo, las relaciones sociales y sobre todo, los comportamientos que un individuo debe asumir en todos sus aspectos de vida.
Dentro del salario emocional existen dos actores: la empresa y el individuo mismo; por un lado, la empresa ofrece y da un salario económico adecuado, cumple con los requisitos de una empresa saludable y por otro, el individuo es el agente de cambio; si el individuo no está convencido y no participa, no habrá condiciones empresariales que sean suficientes.
Para que el individuo sea agente de cambio debe asumir un sentimiento de propósito, debe responderse una simple pregunta: ¿para qué? Es decir, ¿para qué hago lo que hago? Si esta pregunta no tiene una respuesta sensata, entonces se ha fracaso. Existen múltiples aspectos motivantes: el más importante es la satisfacción propia, se pueden hacer las cosas por los hijos, los padres y la pareja, pero al principio debe prevalecer la satisfacción personal. El salario emocional contiene dos formas de crecer: la personal y profesional, y ambas son igual de importantes; el individuo debe desarrollar las dos al mismo tiempo, esto le brindará un equilibrio entre lo personal, profesional, social y laboral, encontrando con ello un propósito para cada cosa que haga. El sentido de pertenencia es por tradición un factor relevante en el desarrollo del individuo como persona y como trabajador, como padre y amigo, empresario y líder, la pertenencia genera valor. La creatividad o innovación es el aporte que una persona hace y deja como sello personal, es la trascendencia de nuestro andar en los diferentes escenarios de nuestras vidas; es la forma en cómo queremos que nos identifiquen o cómo queremos ser recordados. El disfrute es un aspecto fundamental en el desarrollo de los individuos, es tan simple como disfrutar comer un platillo favorito, esa misma sensación debe ocurrir en cada cosa que se hace o experimenta, ya sea en el ámbito laboral como en el familiar o social; si las cosas no se hacen, no se disfrutan y entonces no existirá un recuerdo y no se trasciende.
La implementación de estos dos modelos puede traer consecuencias positivas en la empresa, en el equipo de trabajo y de forma individual, partiendo como prioridad el enfoque hacia las personas, son estas el factor más importante y el motor de la organización; las personas son la parte emocional y sensible de generar productos u ofrecer servicios, el sello humano es irremplazable y es urgente poner atención en él.
Dr. José Luis Arenas López
Dir. Gral. de la Consultoría Ingeniería de Procesos
Catedrático en UCAD y el URC