El Regreso de los Caudillos

Por: José Luis Arenas López


En el viejo México, los caudillos era figuras políticas, en su mayoría militares, quienes eran reconocidos como consecuencia de la inestabilidad institucional y la falta de acciones reales que garantizaran el bienestar de la comunidad; al caudillismo refería el ascenso al poder del líder utilizando todo tipo de estrategia cuyo movimiento en conclusión podría ser la lucha armada, en otras palabras, un golpe de estado. El caudillo como líder es la cabeza del movimiento, el líder social, político o militar, quien se ha llenado de poder y de una enorme influencia sobre sus subordinados y de un número incontable de seguidores, mismos que depositan toda su confianza sin límites ni cuestionamientos, derivado del enorme carisma y popularidad que emana a través de sus acciones o de sus palabras.     

Los contrastes que México vive en la actualidad son muy encontrados, diversos y con una enorme falta de claridad por las acciones del gobierno, es decir, la ingobernabilidad. El estado de derecho ausente, la inexistencia de seguridad pública efectiva, la carencia de resultados en todo tipo de políticas públicas que generen un bienestar real a la población, así como, la creciente ola de violencia en todos los sentidos a lo largo del país, desde un interminable número de homicidios dolosos producto del crimen organizado, apoyado por una política absurda de abrazar al enemigo evitando a toda costa el enfrentamiento y en su caso la detención y procesamiento hasta obtener una sentencia, por otro lado, la minimización de delitos como la desaparición forzada, las masacres y los feminicidios, mismos que desde la tribuna más importante del país refiere ir a la baja y que se encuentran bajo control con estrategias sólidas que brindan estabilidad y paz social; por otra lado, un ejército empoderado por el aumento de funciones y responsabilidades que sin ser de su atribución se les ha conferido, tareas que van desde la distribución de libros de texto gratuito hasta la administración de puertos y hoteles o la construcción de aeropuertos o refinerías; actividades que distraen el objetivo base de nuestras fuerzas armadas permitiendo a los grupos delincuenciales ganar cada día más territorios a lo largo del país, situación que por supuesto, no solo reta a las autoridades en todos sus niveles, sino que también las pone en ridículo, también en evidencia, ya que la falta de actuación es dudosa al grado de sospechar se encuentren vinculados con el crimen organizado, lo cual pone en completo estado de indefensión y desventaja a la población.

Finalmente, México se encuentra entre la espada y la pared, si bien es cierto, la incapacidad del gobierno de establecer estrategias que garanticen la seguridad, también es cierto que los resultados de las acciones del crimen organizado han traspasado fronteras y EE. UU. culpa a nuestro país de la inserción de drogas a su territorio, con ello actores políticos de ese país, al tratar de ganar simpatizantes, se atreven a lanzar amenazas contra México de invadir nuestro territorio con el pretexto de acabar con los cárteles de la droga; tal es el caso del pre candidato republicano Vivek Ramaswamy quien en conferencia mencionó que con un monto menor al que se ha gastado en Ucrania, pueden ayudar a México a recuperar su soberanía de los carteles de la droga que se han extendido a ese país, de no aceptar la “ayuda”, ellos intervendrán en nuestro país, la realidad es que son palabras irresponsables de un político anhelando el cargo público a toda costa, la realidad es que las estrategias de ese país también han fallado, si se reflexiona sobre las conductas del mercado, no puede haber oferta si no hay demanda y EE. UU. es un gran consumidor de estupefacientes buscando un culpable a quien echar la culpa de sus incompetencias.       

Nuestra realidad es alarmante y sin esperanza, México se encuentra secuestrado y amenazado, al final el contraste, parece mentira, que la entrada del convoy perteneciente al Cártel de Sinaloa en las comunidades de Chiapas sea celebrada por sus habitantes, quienes de pronto afirman estar más tranquilos y seguros con la toma del control de estos comandos en las comunidades que hacen frontera con Guatemala que con nuestras autoridades.

¿Por qué nos estamos matando? Sería la pregunta; la ruptura de la familia,  pérdida de valores, promesas falsas por parte del gobierno, crisis humanitaria y la perdida del sentido de la vida, serían las causales más recurrentes que no justifican y si dan razón a la matanza permanente cuya normalización ha sido aceptada por la población.

La evasión de la verdad se disfraza con los otros datos e idolatrar a un falso Dios contrastan con el cobro de piso, las extorsiones y el secuestro. La falta de acciones nos han llevado de las empresas de derecho a las empresas de hecho, de la creación de empleos desde la licitud hasta colocar al sicariato en quinto lugar en la oferta laboral, de la aplicación de la justicia hasta la permisión y el agradecimiento de haberse portado bien en época de elecciones; un sicariato que se ha convertido en la industria más productiva de nuestro país, tomando el control de los aspectos económicos y de los servicios que genera el gobierno, un sicariato que genera muerte y crea títeres de políticos de todos los niveles dispuestos a corromperse por unos cuantos pesos; un sicariato que aprovecha la impunidad y la corrupción desde el pacto y la falsa aplicación de leyes que permite a la brevedad poner en libertad a los responsables de la comisión de múltiples delitos.

Es claro que los abrazos solo benefician al que dispara y fortalecen al que grita “que todo va muy bien”, es claro que el que miente tiene el don de convencer y desde Palacio nos impone a su remplazo incapaz de gobernar, incapaz de traer la paz y darnos la estabilidad que tanto falta hace, con ello, dando continuidad a un pueblo aterrorizado y con una victoria electoral enfocada en la mentira.

El control del gobierno se ha ido de las manos de quien nos dirige, hoy el pueblo está herido, no hay candidato que disipe nuestra realidad y que nos devuelva la tranquilidad, es urgente evitar un levantamiento civil y reconocer nuestros errores para evitar caer de nuevo en la demagogia que tanto daño nos ha hecho, y aunque sea una paradoja, es posible que en estos tiempos de contrastes, solo un líder que vista de verde oliva nos pueda rescatar.

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