El papel del Compliance en la gestión de riesgos corporativos

Por: Rodrigo Flores

En el entorno empresarial actual, caracterizado por su complejidad y su constante evolución, las organizaciones se enfrentan a múltiples riesgos que amenazan su estabilidad financiera, su reputación e incluso su permanencia en el mercado. Entre estos desafíos, los aspectos tanto legales como regulatorios, que en tiempos recientes se han vuelto altamente cambiantes, resultan especialmente sensibles ya que las consecuencias del incumplimiento pueden ser altamente perjudiciales.

El Compliance tiene como objetivo resguardar la reputación corporativa tanto hacia el interior como hacia el exterior de la organización, haciendo promoción de una cultura organizacional sustentada en la integridad y la transparencia. Se trata de un conjunto de prácticas y de procedimientos diseñados para garantizar que la empresa actúe conforme a las leyes, regulaciones internas y externas vigentes, así como principios éticos aplicables. Para ello, se requiere un conocimiento profundo del marco normativo, aunado a la habilidad para establecer controles eficaces y suficientes que aseguren su cumplimiento de manera constante y que, en caso de incumplimiento, cuenten con mecanismos de remediación lo suficientemente ágiles para gestionar y minimizar la exposición a cualquier riesgo.

En la gestión de riesgos corporativos, los programas de cumplimiento actúan como un escudo preventivo al identificar y evaluar posibles amenazas tanto legales como regulatorias. Esto permite a las organizaciones adoptar medidas proactivas para mitigarlas antes de que escalen a situaciones críticas. De esta manera, no solo se disminuye la probabilidad de enfrentar sanciones, sino que también se salvaguarda la reputación corporativa, un activo invaluable en el entorno competitivo actual.

Para que un programa de Compliance sea verdaderamente efectivo en una empresa, resulta esencial incorporarlo tanto en la cultura organizacional como en las actividades diarias. No es suficiente contar con códigos de ética, directivas que establezcan mecanismos de actuación y documentos que describan los valores, la visión y la misión de la empresa, sino que es necesario que todos los colaboradores, desde el más junior hasta el más senior, vivan la cultura de Compliance todos los días. Esto requiere comenzar por definir políticas claras que guíen la conducta de los empleados y proporcionar capacitación adecuada para garantizar que comprendan plenamente sus responsabilidades en este ámbito. Además, es indispensable supervisar de manera constante las actividades de la compañía para identificar posibles desviaciones del marco normativo, lo que puede incluir auditorías internas, revisiones de procesos y la implementación de canales de denuncia confidencial. Sin embargo, las organizaciones no deben detenerse ahí; es fundamental realizar actividades, capacitaciones, entrenamientos y recordatorios constantes y variados de la cultura de Compliance dentro de cada empresa, subrayando los beneficios individuales y como organización de tener una cultura sólida y una reputación intachable en el mercado, lo cual es construido a través del trabajo diario de todos los colaboradores.

Por ejemplo, en el caso práctico de Covestro México, el Compliance regulatorio se integra de manera efectiva en el éxito empresarial, abarcando los ámbitos ambientales, social y de gobernanza (ESG). La empresa busca ir más allá de lo requerido por las autoridades, basando sus decisiones en las tres dimensiones de la sustentabilidad: personas, planeta y beneficios. Covestro cuenta con un Comité de Ética que se reúne de manera ordinaria trimestralmente y donde se analizan el nivel de cumplimiento regulatorio por área, las estrategias para anticipar cualquier incumplimiento y, en su caso, las estrategias de mitigación de riesgos. Además, la organización ofrece capacitaciones en línea y presenciales constantes y periódicas, como el Safety and Compliance Day, para asegurar la comprensión integral de distintos temas por parte de los colaboradores. Asimismo, monitorea constantemente las normativas ambientales alineando sus actividades de responsabilidad social con principios éticos y de integridad.

De acuerdo con un artículo publicado por Organizational Risk and Compliance Administration (ORCA), la gestión de riesgos se enfoca en identificar, evaluar y mitigar las probabilidades e impactos de eventos adversos, mientras que el Compliance se centra en asegurar que la empresa siga las reglas, políticas, leyes y regulaciones aplicables1. La integración de ambas prácticas dentro de un mismo marco de control permite a las organizaciones no solo cumplir con las normativas internas y externas, sino también anticipar posibles riesgos provenientes de la implementación de dichas normativas y de cambios en las mismas, así como gestionarlos de forma oportuna, evitando consecuencias derivadas del incumplimiento2.

Compromiso del liderazgo

Sin duda, el éxito de un programa de Compliance depende en gran medida del compromiso del liderazgo corporativo. Los directivos deben comprender que no se trata de un gasto innecesario tanto de tiempo como de recursos financieros, sino de una inversión estratégica clave para la sostenibilidad del negocio a largo plazo. Por ello, esta función debe integrarse en la estrategia general de la empresa y ocupar un lugar central en la misma, en lugar de abordarse como una tarea secundaria o aislada.

Cuando los líderes demuestran un compromiso claro y congruente con esta tarea, envían un mensaje poderoso a toda la organización sobre la importancia de actuar con integridad. Esto fomenta una cultura corporativa donde el cumplimiento no es visto como una obligación sino como una parte integral de cómo se hacen las cosas, generando inclusive un sentimiento de orgullo al pertenecer a una organización con estándares de esta naturaleza.

Adoptar un enfoque sólido en cumplimiento normativo representa un compromiso que fortalece la confianza de clientes, tanto de inversionistas como de socios. Al mismo tiempo, impulsa una cultura organizacional basada en la integridad y transparencia donde no se hace lo conveniente sino lo correcto, lo que contribuye a reducir conductas inapropiadas y a elevar la moral del equipo. Aunque implementar un programa de cumplimiento implica una importante inversión inicial, disponer de un sistema eficaz de control y supervisión regulatoria puede traducirse en ahorros significativos a largo plazo al prevenir multas, sanciones y otros costos asociados al incumplimiento.

A pesar de sus múltiples beneficios, los programas de Compliance enfrentan desafíos importantes como la creciente complejidad de las regulaciones globales y la necesidad de adaptarse a los avances tecnológicos. Según la Escuela Europea de Excelencia, las organizaciones deben contar con equipos altamente capacitados para desenvolverse en un entorno legal en constante evolución para hacer frente a riesgos emergentes, como la protección de datos y la ciberseguridad3. La incorporación de herramientas digitales en estos procesos puede incrementar la eficiencia y reducir costos, pero también requiere una gestión proactiva de los nuevos riesgos que conlleva su implementación.

En un entorno empresarial cada vez más regulado y complejo, el Compliance se posiciona como una herramienta estratégica clave para la gestión de riesgos corporativos. La experiencia de empresas como Covestro México demuestra que integrar esta práctica en todos los niveles operativos, con liderazgo genuinamente comprometido y una visión guiada por la ética junto con la sustentabilidad, genera ventajas competitivas tangibles. En este contexto, apostar por una gestión moderna, digitalizada y alineada con las mejores prácticas globales no es solo recomendable, sino esencial para afrontar los desafíos actuales y futuros.

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