El Fin de los Tratados de Bucareli.
Artículo de Opinión Por: José Luis Arenas López
En 2023 ya pocas personas en México hablaban de los Tratados de Bucareli, peor aún, han quedado en el olvido, sin embargo, los estragos que dejaron a lo largo de estos 100 años han sido muy perjudiciales para nuestro país.
Un 13 de agosto de 1923 el gobierno mexicano firmó uno de los peores tratados de nuestra era, todo empezó el 21 de mayo de 1920, cuando un grupo de asesinos le arrebataron la vida a Venustiano Carranza, protagonista indiscutible de nuestra actual Constitución Política, acto que cerró la etapa de la Revolución Mexicana; con ello nuevos aspirantes a la presidencia se hicieron notar, entre ellos Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, quienes serían los próximos presidentes de México.
La CPEUM de 1917 no solo fue la primera Constitución a nivel mundial que incluyó aspectos sociales como lo referido en la educación y el trabajo, también hizo importantes modificaciones al Art. 27, mismo que sin duda había generado un ambiente tenso entre México y EE. UU. derivado de la limitación referida para la exploración y explotación de los recursos naturales de nuestro país en donde se favorecía a las empresas del Estado y por supuesto a los mexicanos en general, además que el control de estos recursos y en su caso la generación de concesiones solo quedarían a favor del Estado.
Un aspecto de vanidad innecesaria fue, que Obregón ya como presidente de México, necesitaba el reconocimiento de la legitimidad de su gobierno por parte del gobierno norteamericano, algo por demás absurdo, ya que el presidente de México solo debe ser reconocido legítimamente por sus gobernados y esto se da cuando los procesos democráticos se han cumplido internamente de la forma correcta; como consecuencia de esta necesidad, el presidente de EE. UU. Calvin Coolidge condicionó a Obregón tal requerimiento con la firma de un Tratado que establecería que México garantice derechos de propiedad de los estadounidenses y a sus compañías petroleras en territorio mexicano, además de la reparación del daño sufrido por ellos durante la Revolución Mexicana y que se reactivara el pago de la deuda externa, misma que se suspendió durante la revolución de 1910 a 1920; este Tratado fue criticado y rechazado por muchos políticos incluyendo el entonces Secretario de Hacienda, Adolfo de la Huerta, quien además de su rechazo, lo consideró una traición a la patria.
Como consecuencia de la firma de los Tratados, Obregón puso en peligro la soberanía de México al aceptar convertir a nuestro país en un satélite de EE. UU., aceptando además no ser su competencia en aspectos comerciales, tecnológicos y mucho menos bélicos, es decir, México permanecería estático en su desarrollo para los siguientes 100 años.
A pesar de la antigüedad de los Tratados, el gobierno mexicano no ha hecho público ni siquiera parcialmente el contenido del documento, sin embargo, EE. UU. después de la Segunda Guerra Mundial los dio a conocer en su territorio y fue 11 años después que los publicó, aunque se dice que aún y en la actualidad, existen minutas secretas, lo anterior refiere que existen dos acuerdos dentro del Tratado, mismos que ninguno de los dos países han dado a conocer a la población en general.
Uno de los acuerdos fue “cancelado” por Plutarco Elías Calles, quien mediante reforma de Ley modificó el Art. 27 C. cancelando permisos a las empresas de EE. UU. para la explotación del petróleo, lo cual traería consecuencias en un futuro inmediato, no debemos olvidar que todo acuerdo tiene cláusulas de penalización y estas han tenido efectos hasta el día de hoy.
En un segundo momento, Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo, por otra parte, creó al Instituto Politécnico Nacional (IPN), un centro educativo “ilegal” ya que ahí, desde su creación se desarrollan muchas tecnologías (poli= muchas; técnico=tecnologías), generando aún más conflictos entre México y EE. UU.; lógicamente esta situación ha perdurado hasta la actualidad.
En el segundo acuerdo se citan convenios graves para México, por ejemplo, se le impide durante su duración el desarrollo de tecnología de cualquier tipo, también se prohíbe desarrollar equipo y armamento bélico, así mismo, el desarrollo de ciencia y tecnología aplicada a la biomedicina; con todo lo anterior, vale la pena referir lo establecido en la fracción V del Art. 3 C. que a la letra dice: “… el Estado promoverá y apoyará la investigación científica y tecnológica…(sic)”; esto nos obliga a preguntarnos: ¿Por qué México no produce tecnología? ¿Existe fuga de cerebros en México? ¿Por qué los inventos de mexicanos no son reconocidos en México? ¿Por qué en pleno siglo XXI México depende tecnológicamente de otros países? ¿Por qué el gobierno no apoya a los inventores mexicanos?
Al hacer un breve análisis, podemos encontrar que en 1912, México ya desarrollaba proyectos en aeronáutica en diferentes ramas y fue en 1923, después de la firma de los Tratados, que los talleres nacionales de construcción aeronáutica pasaron a manos de extranjeros impidiendo que nuestro país participara en esta industria; para 1920 la industria automotriz en México tenían un buen avance, en ese año se presentó el ANAHUAC, el primer automóvil de fabricación, tecnología, capital y mano de obra mexicana, misma que para 1924 desapareció; la fuga de cerebros es una realidad, el Estado no brinda apoyo a los científicos para el desarrollo de sus aportaciones, pero ¿por qué?, quizá el mítico apartado en los Tratados de Bucareli que impide el desarrollo de tecnologías sea cierto, se debe recordar que el desarrollo tecnológico empieza en la educación y es bien sabido que del total del PIB, solo se destina el 3% a la educación; en la actualidad basta observar que el gobierno actual pretende eliminar al CONACYT, empresa pública que apoyaba el emprendimiento científico y que al día de hoy se ve más limitado.
Es importante mencionar que muchos autores y estudiosos de la historia, indican que el apartado de prohibición de desarrollo de tecnología en México es falsa, según ellos, no hay un documento que lo sustente, esto no significa que no exista en los Tratados. Es muy posible que el retraso económico y tecnológico de nuestro país se deba a que el país estuvo en una guerra interna desde 1910 a 1930, trayendo una crisis económica que le impidió invertir en educación y desarrollo científico y tecnológico hasta nuestros días, sin embargo, su relación con los Tratados de Bucareli, son muy estrechos y obvios.
Como se ha dicho es posible que no exista un apartado que limite el desarrollo tecnológico en México, pero ¿Por qué el Estado no establece empresas orientadas al desarrollo tecnológico?, si bien es cierto el desarrollo tecnológico no es fácil, el sector público debe motivar la colaboración de la industria privada, ésta tendría que apostar más a la investigación y al desarrollo, y el gobierno tendría que generar un ambiente que genere confianza a los inversionistas nacionales, las empresas mixtas podrían ser una solución al problema, la realidad es que este supuesto no existe y no hay una explicación que lo justifique.
Lo real es que los Tratados no se reafirmaron este 13 de agosto y ahora podremos identificar si el atraso en el desarrollo tecnológico se debía a los Tratados de Bucareli o a la simple irresponsabilidad y falta de atención por parte del gobierno federal.