El fallido retorno a las aulas
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EL FALLIDO RETORNO A LAS AULAS
Por: José Luis Arenas López
En Sinaloa, el pasado 13 de marzo, el Jefe del Ejecutivo anunció la vacunación contra la COVID-19 para todo el personal docente en el país, así mismo, anunció el retorno a las aulas, mencionó que no se esperaría al cierre del ciclo escolar para regresar a las aulas; esta postura la reafirmó el 15 de julio, indicando que se trabajaba en un plan efectivo de mejora de las escuelas y creación de las “condiciones básicas” para cumplir el cometido, además aseguró que se garantizaría un retorno seguro, mismo que no pusiera en riesgo la salud de los estudiantes, docentes y personal educativo.
Valdría la pena tratar de comprender qué quiso decir el Presidente al referirse a crear las “condiciones básicas para el retorno a las aulas”; ¿Por básicas se debe entender, ofrecer el mínimo necesario o proporcionar todas las condiciones obligadamente necesarias para un retorno a las aulas seguro en todos los sentidos?
Para el buen funcionamiento de una escuela, los requerimientos básicos son: contar una plantilla docente que cubra el total de grupos abiertos y disponibles, contar con un cuerpo directivo, un controlador, personal administrativo, personal de apoyo, en su caso, laboratoristas, trabajador social, orientador vocacional, prefectos, personal de apoyo, personal de limpieza y un conserje; se debe contar con equipos administrativos y de cómputo, servicios de comunicación e internet, papelería, aulas equipadas con el número suficiente de pupitres, mismos que aseguren la sana distancia, escritorios, pizarrones, material de apoyo y material de limpieza, principalmente escobas, trapeadores, jergas, jabón, cloro, limpiadores, entre otros; pero sobre todo AGUA, por ello, una escuela debe contar con una cisterna y tinacos que satisfagan la demanda de uso durante el turno escolar; otro recurso indispensable, son los baños, los cuales deben funcionar adecuadamente y estar equipados con los utensilios “básicos” como papel higiénico, jabón, toallas desechables, inodoros completos y funcionando, botes para la basura y puertas; digamos que a todo esto se le puede llamar recursos básicos. En tiempos de pandemia como en el que ahora vivimos, debemos agregar los recursos de desinfección, es decir, una dotación mayor de materiales de limpieza, gel antibacterial, cubrebocas, toallas húmedas, tapetes desinfectantes, entre otros; si a todo lo anterior se le puede denominar “condiciones básicas”, entonces el jefe del ejecutivo tiene razón, en caso contrario, nos encontramos en sus “yo tengo otros datos” o en otro de sus sueños irracionales.
¿Cuál es la realidad? En este retorno a las aulas tenemos ¿Corrupción, negligencia, irresponsabilidad o ignorancia? ¿Quiénes son los responsables de garantizar un retorno a las aulas confiable?
Los responsables
El 12 de agosto, durante el programa mañanero, la titular de la Secretaría de Educación, anunció inminente el retorno a las aulas, así lo manifestaron “cientos de miles de millones de familias mexicanas”, por demás decir, un discurso improvisado, sin datos duros e irresponsables como muchos de los comunicados de la 4T; también la titular de la SEP aseguró, que uno de los lugares más seguros en tiempos de pandemia, es la escuela; en esa mañanera se presentaron los 10 puntos para el regreso a clases, en los cuales no se hizo mención del aseguramiento de la salud o de aspectos de prevención de contagio, por supuesto, no se habló de estrategias de contención o prevención, por otra parte, el 31 de agosto, la titular de la Secretaría de Educación, indicó que 30 de las 32 Entidades Federativas retornaron a clases, comentó que fueron 119,497 escuelas que abrieron sus puertas, 970,617 docentes y 11,426,026 estudiantes, aclarando que el grueso estudiantil es superior a los 20 millones; en el Programa Nacional de Regreso a Clases, se dieron a conocer las nueve intervenciones prioritarias: Comités Participativos de Salud Escolar; acceso a agua y jabón; cuidado de maestras y maestros en grupos de riesgo; cubrebocas o pañuelo obligatorio; sana distancia; maximizar espacios abiertos; suspensión de cualquier tipo de ceremonias o reuniones; detección temprana y apoyo socioemocional, sin embargo, no se consideró como prioridad proveer a las escuelas los materiales de limpieza y el tema de los protocolos de desinfección permanente de las instalaciones. ¿Entonces qué es prioridad?
La corrupción
En la página oficial de la SEP, se cita: “El Ejecutivo Federal tiene como principios rectores de la Cuarta Transformación, la erradicación de la corrupción y el dispendio; la implantación de la austeridad, la generación de bienestar y el establecimiento de una democracia participativa” con ello da pie a la creación de: “La Escuela es Nuestra”; teniendo entre sus objetivos; dignificar las condiciones de las escuelas en las que niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país reciben educación; evitar la corrupción, el dispendio, el clientelismo y la discrecionalidad en el manejo del presupuesto destinado a la infraestructura educativa, fomentando el uso honesto de los recursos; agilizar la entrega de recursos, eliminar trámites, reducir el costo burocrático y lograr un mejor rendimiento del presupuesto; entre otros. Es increíble ver que la asignación de responsabilidades es chiste, recientemente los López ocupan cargos importantes en el gobierno, algunos sin experiencia ni trayectoria, tal es el caso de Pamela López Ruiz, misma que se inició laboralmente en la ayudantía de AMLO y en menos de medio año, pasó a administrar el programa “La Escuela es Nuestra”, la cual tiene asignado un presupuesto de 12 MMP, ¿Será casualidad que la responsable de esta nueva área sea una López?
Irresponsabilidad
Entonces, ¿El estado será garante de asegurar un retorno seguro a las aulas? La realidad es que no; hoy en día los directores de las escuelas básicas y medias básicas han definido su postura, acusan al gobierno de no otorgar los recursos suficientes, tanto económicos como materiales para un retorno seguro a las aulas, las escuelas no cuentan con materiales de limpieza, a inicios del ciclo escolar, o con el presupuesto para la compra de los materiales de limpieza ni para materiales de desinfección, el personal de limpieza adscrito a las escuelas no cumplen con sus funciones, es decir, no son ellos los encargados de limpiar las escuelas, los directores han convocado a los padres de familia a limpiar las escuelas, quienes además deben llevar escobas, jabón, cloro y otros utensilios, costos que afectan al gasto familiar, que además no se tomará en cuenta para el pago de la cuota anual; y lo peor, muchas escuelas no tienen agua o no tiene cisterna o donde hay, no recibieron mantenimiento de limpieza, peor aún, los baños sin puertas o descompuestos. Es así como el gobierno garantiza un retorno seguro, esto se puede traducir en dos problemas; uno, que el gobierno no dispersó los recursos necesarios; dos, que los directivos de las escuelas aprovecharon el momento para quedarse con los recursos entregados por el gobierno y solicitar a los padres de familia el gasto.
Este 14 de septiembre México acumuló 3,528,972 de contagios por COVID y 269,015 muertes oficiales; ¿Qué pasa en las escuelas? En una semana se han confirmado cientos de casos de contagio por COVID entre estudiantes, maestros, administrativos y directivos, lógicamente no hay protocolos; en Jalisco ya se registraron poco más de 150 casos positivos, en el Estado de México ya tiene más de 190 casos detectados, como resultado se tienen más de 800 muertes de menores por COVID y un promedio de 160,000 contagios, si esto no es irresponsabilidad, tal vez AMLO, le llamará otros datos pero nunca una estrategia fallida.