Bitcoin y las criptomonedas, un nicho de mercado por explotar en Panamá, Centroamérica y El Caribe.

El dinero electrónico mejor conocido como Bitcoin, ya tiene 12 años desde el lanzamiento de su concepto al mundo. Y aunque los gobiernos, bancos centrales, instituciones financieras y ciudadanos particulares de diversos países han puesto su mirada en esta tecnología financiera descentralizada, se ha visto muy poca adopción e incluso, hasta limitaciones y/o restricciones bancarias en la mayoría de los países centroamericanos, así como en Panamá y la región de El Caribe.

Cabe mencionar que tal es la audiencia que Bitcoin y las criptomonedas han alcanzado globalmente, que algunos países han iniciado su proceso de estudio y de prueba para la emisión de lo que hoy se conoce como una “CBDC” o Moneda Digital emitida por Banco Central  No obstante, a pesar de ser consideradas como una moneda centralizada, controlada por una entidad gubernamental o financiera, en oposición a lo que Bitcoin ha propuesto, no dejan de estar inspiradas en esta tecnología.

¿Qué estaría causando la poca adopción, limitación y restricción de esta tecnología en Panamá, Centroamérica y El Caribe?

Para responder esta pregunta, debemos considerar diversas variables que forman parte de nuestra sociedad, como, el alto grado de analfabetismo digital e inconsciencia general en materia tecnológica, el conservadurismo político de los gobiernos hacia la innovación, la desaceleración económica de los países de la región, falta de estrategia multisectorial para el desarrollo de ecosistemas digitales, carencia de recursos financieros para la financiación de proyectos tecnológicos emprendedores e innovadores y, más recientemente el decrecimiento económico como consecuencia del COVID-19, entre otras.

En la región centroamericana y El Caribe, a diferencia de otros países del continente americano, se percibe la ausencia de un territorio líder o referente en materia de tecnologías y, por consiguiente, disruptivas, como lo son Bitcoin y las criptomonedas para el sector financiero; no obstante, para esta posición, se proyectan 3 países claves: Panamá, Costa Rica y República Dominicana.

Aunque estos 3 países se muestran como los más propicios para convertirse en referentes digitales para la región, aún falta ponerse de acuerdo entre todos los sectores involucrados para favorecer el desarrollo tecnológico, sobre todo el de las criptomonedas.

¿Qué significan Bitcoin y las criptomonedas para Panamá, Centroamérica y El Caribe?

Cuando se habla de Bitcoin y de criptomonedas se abordan cuestiones técnicas de la economía y las finanzas  que salen a relucir, como por ejemplo; políticas y estabilidad monetaria de los países, normativas financieras internacionales, aspectos sobre delitos financieros, entre otros, haciendo que los expertos tradicionales, cuestionan la tecnología, a partir de las creencias, propias de la experiencia y el conocimiento. Sin embargo, en este punto debemos comenzar a pensar en la siguiente frase: “En el 2020 existe el dinero programable”; entendiendo que cualquier persona con conocimientos técnicos en ciencias de la computación, puede crear cualquier moneda digital a partir de códigos informáticos. Esto da como resultado que toda acción realizada de forma manual, pasará a ser automatizada, incluso toda política monetaria de un banco central, haciendo que el “dinero programable” esté basado en matemáticas y computadores.

Aunque, el contexto de cada país de la región es diferente, entendemos que la computación y la matemática es universal, tanto el Bitcoin como las criptomonedas también lo son, ya que estos son sus fundamentos principales. Por lo tanto, desde la perspectiva tecnológica se piensa que esta favorece el desarrollo de nuevos negocios, así como la transformación disruptiva de los negocios previos a la salida de estas tecnologías, especialmente, los del sector financiero.

Dicho lo anterior, el país que tenga una población que comprenda estas cuestiones tecnológicas, además de las financieras, es el que tomará el liderazgo en la región, atrayendo a las grandes empresas, en el ámbito de las criptomonedas. De hecho, podemos recordar el caso Coinapult, una empresa que se dedicaba al intercambio de criptomonedas en Panamá, en el año 2013, pero por la falta de regulaciones y el desconocimiento general, su fundador terminó retirándose de Panamá hacia Suiza, fundando una de las casas de cambio más reconocidas en el mundo: ShapeShift, la cual, según datos registrados, para el año 2017, levantó fondos por 10.4 millones de dólares americanos.

Centroamérica tiene mucho por ganar

Uno de los principales retos que presentamos en la región es el analfabetismo digital. Hablar de Bitcoin y criptomonedas significa hablar de finanzas, pero también de tecnología. Cuando se ahonda en el ámbito de computación, debemos tener presente que la privacidad, la ciberseguridad, la protección de los datos personales, así como la transparencia forman parte fundamental. Con lo cual nuestros empresarios, colaboradores, gobernantes y ciudadanos en general, deben tener una mente amplia para adaptarse a estos temas.

Desde una perspectiva pragmática, se valora que el libre mercado garantice el crecimiento económico de una región, pero con este vienen grandes transformaciones y responsabilidades no previstas, con lo que, las criptomonedas pueden ser una solución positiva para la sostenibilidad financiera de los negocios, siempre que se tenga el conocimiento requerido para realizar y facilitar transacciones con estos instrumentos. Y para ello, nos queda la tarea de fortalecer la educación en nuestra población, especialmente, en áreas de matemáticas y computación.

Otro de los retos que debemos superar para favorecer el desarrollo de la región con estos instrumentos se refiere a la superación del conservadurismo político de los gobiernos hacia la innovación, entendiendo que las normas y propuestas regulatorias de la “era digital” deben estar orientadas hacia la expansión global y el fomento de la libre competencia y mercado con miras hacia la exportación de productos y/o servicios competitivos, especialmente, los tecnológicos. Asimismo, al valorar estos temas con mentalidad abierta hacia la transformación digital, logramos que nuestra región se proyecte de manera atractiva e innovadora en la industria financiera y tecnológica mundial.

Para lograrlo, podemos comenzar con acciones sencillas como: facilitar que un cliente o consumidor pueda pagar con criptomonedas productos y/o servicios que haya adquirido, lo cual conecta a la empresa con un proveedor de puntos de ventas especializados en “criptos” para su posterior liquidación; invertir en startups o negocios emergentes de criptomonedas como lo fue en su momento Coinapult; desarrollar normas de protección a los inversionistas en estas tecnologías; iniciar el proceso de transformación digital hacia la disrupción empresarial; establecer procesos locales de debida diligencia para el manejo de “cripto activos”. Cuando hablamos de inversión; ser estrategas para el fomento de ecosistemas digitales y desarrollar estrategias para la innovación regional.

De esta manera podemos hablar de incrementar la capacidad de exportación de productos y servicios basados en estas tecnologías, impactando positivamente en el crecimiento del producto interno bruto.

Para finalizar, recordemos que la humanidad está fundamentada en la evolución. Por lo que, pasamos por el trueque, luego utilizamos medios de intercambio como las piedras y el metal. Posteriormente, las notas bancarias representaban una cantidad de oro depositado en un banco y de esta manera llegar al uso del papel moneda. Años más recientes, hemos visto la llegada del dinero plástico mediante las tarjetas Visa, Mastercard, Union Pay, entre otras. Y estas, han reforzado el uso del dinero digital, el cual visualizamos en una pantalla de ordenador. Y, hoy también hablamos de criptomonedas.

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