ANTONIO JUÁREZ NAVARRO

EL CENTURIÓN DEFENSOR DE LOS MÉDICOS

Por: Osiris Cuamatzin Guzmán 

Hablar de la abogacía es hablar de la justicia y, por ello, hablar del abogado e s hablar del profesional que pone todo su esfuerzo y conocimiento en las leyes para hacer justicia. Por ello, el ejercicio de la abogacía reclama no solo un profundo cono- cimiento de las leyes y el espíritu que las motiva, sino también de historia, filosofía, cultura, literatura, oratoria, psicología, economía, teleología, política y medicina. De esta última rama se ha especializado un hombre que es símbolo de integridad y renombre, honorabilidad y firmeza, el Doctor Antonio Juárez Navarro.

Antonio Juárez Navarro sabía de la significación y trascendencia que afronta la labor del médico en toda sociedad, quien en la continua y apremiante tarea de la medicina, es quien debe interpretar y valorar en sus íntimas motivaciones la compleja estructura del cuerpo humano para proponer las más justas soluciones a los problemas sanitarios. Por eso Juárez Navarro se decantó al ámbito del especialista de una rama del derecho que busca la defensa integral de todos los profesionales de la salud, convirtiéndose de esa forma en un intérprete agudo y constante de la labor médica con el certero enfoque jurídico, respondiendo de tal manera a la resumida, pero cierta afirmación de que toda la preocupación de la ciencia del derecho está en comprender la vida. El derecho es así, por cierto, un fenómeno humano, y el Dr. Antonio, en los últimos 16 años, ha reunido elementos para fortalecer una misión que, como si fuera la propia síntesis de su honrosa encomienda, lleva como epíteto: El Centurión Defensor de los Médicos.

Bajo la influencia del individualismo y de las reivindicaciones democráticas, los derechos de los médicos han llegado a poner en tela de juicio muchas costumbres, prácticas y tradiciones ampliamente aceptadas. Al mismo tiempo, el reciente planteamiento del médico responsable al cual se le otorga derechos y obligaciones genera preguntas de gran interés: los derechos de los médicos, ¿se trata de otra moda intelectual o simplemente la confirmación del poder de los abogados en la relación médico-jurista? La verdad es que por muchos años y hasta la fecha, los profesionales de la salud habían estado olvidados y dejados a su suerte en lo que respecta a esos derechos fundamentales y a los alcances de una tranquilidad jurídica que les permitiera laborar con placidez, ocupados solo por atender a sus pacientes con certidumbre. Pero hoy ha surgido una luz en el camino, la creación de la firma Blindaje Médico Jurídico, único despacho en nuestro país capaz de defender en su totalidad al gremio que más ha dado a la sociedad mexicana, hombres y mujeres de blanco que han luchado contra viento y marea en los últimos años, maltrechos por una pandemia que no se sabe a ciencia cierta cuándo se recrudecerá.

El creador de este alcázar de los médicos es el Doctor Antonio Juárez Navarro, Licenciado en Derecho por la Universidad Ejecutiva del Estado México, Maestro en Juicios Orales por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y Doctor en Derecho Penal por la Universidad de Michigan. Además, cuenta con 5 Doctorados Honoris Causa, otorgados por distintos claustros e instituciones colegiadas por su denodada contribución a la defensa de los médicos en nuestro país. Una preparación académica vasta y loable que lo convierte en uno de los mejores abogados de México. Por ello, su rol es completamente esencial, ya que asesora, representa, patrocina, aconseja y defiende cuál centurión (valiente comandante romano de guerreros invencibles), a los galenos de la nación y por ende, a sus familias y a sus patrimonios.

De cuna modesta pero noble, el pequeño Antonio vivió una niñez al canto del esfuerzo y la austeridad, educado amorosamente por sus padres con base en la lucha y la perseverancia, valores que han ido forjando su carácter férreo y tenaz, pero al mismo tiempo su condición noble y humana. “Vengo de una familia muy humilde, es lo más grande que he conocido; la familia y la humildad, y ese camino ha estado lleno de cosas que sin ellas, no hubiese aprendido todo lo que sé hoy”, nos afirma con voz elocuente y sentimental. Porque sin una verdadera concepción de nuestro propio pasado no solo no sabremos quienes somos, sino tampoco qué es lo que debemos cambiar, ni el por qué hacerlo. Solo en la atenta visión de las sucesivas mutaciones advertiremos qué es lo que hay de esencial en nuestras vidas, y por lo tanto qué debemos conservar y qué debemos modificar para adecuar en el efímero presente la acción constante de nuestra voluntad. Por todo ello damos fe de las dotes de rigor, de autoridad, pero también de benevolencia y cariño de Juárez Navarro para con sus todos clientes.

Bajo esta percepción, no hay que olvidarlo, nuestro homenajeado emprendió la institución de la firma Blindaje Médico Jurídico, una legión de egregios profesionales conformada por peritos, abogados, criminólogos y médicos, que dan amparo, defensa y solución a los posibles conflictos que llegan a ocurrir durante la ardua práctica de la medicina. Un despacho que está consciente de que los cambios generados por el impacto de la pandemia no fueron precisamente una novedad. Especialmente, en la relación con los médicos, y las expectativas de estos; la retención y atracción de talento, incluyendo el reconocimiento de las exigencias para lograr a base de una asesoría personalizada que implementa la estrategia adecuada para mitigar y reducir los riesgos de alguna queja o demanda, así como la generación de pruebas y elementos a su favor en caso de alguna contingencia legal, haciendo especial énfasis en las habilidades integrales que exige el aspecto legal; implementando procesos individualizados a fin de prestar un servicio más eficiente y competitivo y, finalmente, desarrollando la consultoría con un verdadero enfoque de cambio, con una visión a largo plazo que mantenga en completa seguridad jurídica al médico.

El milagro de hacer comprensible, dentro de su labor específica, los retruécanos de la ley para los profesionales de la salud, muchas veces absortos en su actividad urgente, con la certera luz de sus revelaciones de estricto jurista, abre la amplia cantera llena de posibilidades y sugeridora de especiales apetencias de estrategias, al que quiera y desee acogerlas como espléndido plan de prevención. Porque en Blindaje Médico Jurídico, Juárez Navarro ha vertido los atisbos magníficos, henchidos de savia fecunda y de densa doctrina, de tal manera y con tan pródiga dadivosidad, que ni un solo caso ha perdido en el vasto espectro de los crudos juicios, quedando hasta el día de hoy invicto, gracias al arsenal copioso de una falange de estrategas que, al conjuro de su dirección, sale avante ante cualquier infortunio, en salvaguarda de sus clientes. Todo esto porque las encrucijadas legales que ha comandado el sabio Doctor Juárez Navarro, han sido superadas en ciencia viva y en eficacia jurídica, en frescura táctica y en jugosidad consecutiva, gracias a su continuada y fina preocupación decisiva, y a la austera base que le cimienta, encarnando otros aspectos sutiles y delicados. La valoración del esfuerzo legal, en franca ayuda a la práctica médica, completa e ilumina, procurando hacer tangible la aportación novísima y única, de realidades de la vida, y a su vez, intimando en la relación médico-jurídica como índice claro de situaciones y momentos cruciales de alto valor.

Escribir sobre el doctor Juárez Navarro desde diversas perspectivas pone de manifiesto una síntesis de muchos aspectos que permiten definirlo: la importancia de ser un ser humano integral, aquel que es capaz de obrar siempre con el justo medio, con el equilibrio perfecto entre el corazón y la razón, a partir de un completo respeto por el otro y por la diferencia, reconociendo la importancia de cada persona en el espacio en que fue dispuesta, exaltando sus calidades y capacidades, sin perder jamás de vista que antes de cualquier cosa es un ser humano, procurando lo mejor para todos sin desconocer que los sacrificios y el esfuerzo son los elementos necesarios para obtener lo que en la vida cada quien se merece. Como diría Aristóteles: dar a cada uno lo que es suyo implica reconocer que cada persona es merecedora de todo en relación con su contribución a la sociedad.

Es aquí donde el Doctor Antonio merece el mayor de los reconocimientos y agradecimientos de parte de todos los que nos dedicamos de una u otra manera a honrar a los patriotas de nuestra nación. Porque lejos de presumir de sus medallas o de sus homenajes, sus palabras siempre han sido: “el derecho se aplica a los hechos, pero si no se entienden los hechos, no se puede aplicar el derecho”. Una conciencia constitucional que promueve la justa aplicación de la ley, y que, por si fuera poco, honra el Estado de derecho. Por ello este homenaje que, haciendo tributo a su humildad, es noble y sincero como él mismo, y estas páginas lo arropan en un acto en el que se hace justicia a una trayectoria profesional y personal intachable. Porque creo que todas las palabras reunidas en esta publicación son eso, el reconocimiento de quien por más de 16 años demostró que el trabajo en equipo, el liderazgo, la dedicación y la convicción son elementos esenciales para el desarrollo del ser humano como persona, como profesional, como líder, como un todo al que no le puede faltar ninguna de estas características y a quien tampoco se le puede desconocer ninguna de ellas.

Por último, la gran conclusión de este panegírico es un sentido y sincero: ¡Gracias Doctor Antonio Juárez Navarro!, por ser el defensor de los desprotegidos, por guiar una firma de excelencia que antes de ser un despacho jurídico es un grupo humano, compuesto por muchas personas, las cuales, desde su rol, sienten profundo agradecimiento por haber aprendido que la dedicación, la prudencia y la justicia son valores invaluables. Una vez más, la inmortalidad de las ideas llevará el recuerdo más grato al fondo de los corazones y las mentes de todos los doctores de nuestra Patria, sabedores de que serán defendidos decorosamente por quien hoy por hoy es el mejor abogado de nuestra nación, el Centurión Defensor de los Médicos. ¡Honor a quien honor merece!

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