ACAPULCO, CRISIS E INCAPACIDAD FINANCIERA

Por: José Luis Arenas López


En la actualidad, uno de los grandes problemas del gobierno de tercer nivel es la falta de recursos administrativos: desde su insuficiencia financiera hasta la obsolescencia de sus recursos tecnológicos. Esto quizá por una falsa autonomía facultada en el 115 C. con la asignación de una gran cantidad de obligaciones, las cuales no pueden cumplir. Además de lo anterior, las múltiples trampas estructurales del pacto fiscal, generando enormes conflictos para resolver la agenda básica del Plan de Desarrollo Municipal. 

Uno de los problemas a enfrentar a nivel municipal es el de garantizar la seguridad pública o el suministro de servicios públicos necesarios para la población.Sin embargo, existe un problema aún mayor, contar con los recursos suficientes para enfrentar catástrofes naturales.En teoría, el gobierno federal anunció que renovó el seguro catastrófico del 5 de julio de 2022 al 4 de julio del presente año, por 5,000 MDP, el cual a la vista ya venció, y la SHCP no informó si realizó una nueva actualización del mismo. Es importante recordar que para estos casos, aún se cuenta con el bono catastrófico por 485 MDD contra eventos naturales como sismos y ciclones tropicales, el cual está vigente hasta marzo del 2024. 

Para el 2023, la SHCP anunció un presupuesto para atender desastres naturales por poco más de 17 MMDP, distribuidos en tres fondos: un fondo de desastres naturales, un fondo para atender a la población rural y un fondo y por el Fondo de prevención de desastres naturales.

El marte 24 de octubre y después de cerca de tres décadas, Guerrero, específicamente el puerto de Acapulco, recibió el impacto de un huracán, mismo que en menos de 10 horas pasó de ser una tormenta tropical a un huracán categoría 5 con vientos sostenidos de 270 K/H; ante este evento, el gobierno federal reportó al 28 de octubre 43 víctimas y 36 desaparecidos, las cuales dijo el jefe del Ejecutivo “no fueron muchas”; cantidad que no se acerca a la realidad, además de minimizar el problema solo en la costera, Acapulco no es solo la avenida Miguel Alemán, esta, solo representa el 2% del municipio de un territorio con casi 800 mil habitantes y más de 400 mil viviendas y con una zona hotelera que fue devastada en un 80% por el huracán.

Es terrible que los medios de comunicación solo publicarán imágenes de la Zona Diamante, La Condesa o de la misma Costera, esto es, solo la zona de mayor poder adquisitivo, olvidando la población que da vida y trabaja a bajos salarios en esa zona de lujos; se ha ignorado a los más pobres y más necesitados en este desastre que representan el otro 98% del puerto.

Como una nota anecdótica, la noche del 8 de octubre de 1997, Acapulco fue azotada por el huracán Paulina, categoría 4 en la categoría de Saffir Simpson y casi en las mismas condiciones; la población sufrió grandes devastaciones, esta vez no por el viento, sino por el agua que alcanzó 411 mm de agua en una solo noche, dejando a la población sin servicios públicos e incomunicados del resto del país por más de un mes, lo que demuestra que los gobiernos sin importar su nivel, no aprenden y no se encuentran preparados para eventos de esta naturaleza.

La situación actual es alarmante, pasaron más de 30 horas para tener un primer recuento, de personas que perdieron la vida, un número parcial de desaparecidos, la identificación de viviendas afectadas, todo ello porque el enfoque del Estado fue la Costera; se colapsaron 58 torres de alta tensión, medio millón de habitantes se quedaron sin luz, escaseó la gasolina, el agua potable y la que había era intomable, se escasearon los alimentos, esta situación desató los saqueos, mismas que irónicamente, los habitantes de Acapulco se robaron pantallas, motonetas y aparatos eléctricos, dejando los alimentos casi sin tocar; en consecuencia, los comerciantes o empresarios dejaron de abastecer insumos en sus comercios por temor a ser saqueados; el abastecimiento de víveres quedó monopolizado al gobierno por instrucciones del jefe del Ejecutivo, limitando incluso a las organizaciones no gubernamentales a brindar el apoyo urgente a la población.

Otis no es solo un problema de la naturaleza, serán cientos de problemas para la población consecuencia de su arribo; las aseguradoras se alistaron para enfrentar la situación, según la AMIS, Guerrero se encuentra entre los 17 estados costeros en los que se concentra el 48% de las pérdidas por ciclones, sin embargo, se verán rebasados para cumplir con todas las necesidades en pro de la reparación de los daños, principalmente en la zona hotelera que son quienes Sí cuentan con una póliza y que recibirán el 40% de los pagos de los daños por adelantado, también la AMIS anunció que para este 2023 las aseguradoras en México registrarán pérdidas por lo que para 2024 iniciarán con números rojos; todo lo anterior en contraste con la población de a pies que siguen en estado de indefensión,muchos pobladores perdieron sus viviendas, mismas que no están aseguradas, esto sin contar sus muebles básicos y por supuesto, incapaces de cubrir sus necesidades de sobrevivencia y las de sus familias como alimento y agua potable, estos pobladores ubicados en las colonias más afectadas como son Jardín, Las Cruces, Pie de la Cuesta, Mosimba, Generación 2000, el Piedregoso, entre otras, mimas que sufrieron toda la ira del huracán.

Para garantizar el abasto, el Ejército tomó el control de la catástrofe, intentando poner orden a la seguridad pública, a la entrega de alimentos y agua, así como, resguardando las gasolineras y los comercios establecidos; esto último con la intención de tratar de reactivar la economía en la zona y evitar los saqueos; sin embargo, el problema no termina ahí, se deben rescatar de los escombros a sobrevivientes, levantar las viviendas que aún puedan ser habitadas, las que no, deberán ser derribadas y generar los programas para construir vivienda nueva, además de restablecer con urgencia los servicios de agua, luz y telefonía y por si fueran pocos todos estos problemas, se avecina uno peor: el desempleo.

Es sabido que la población de Acapulco encuentra su fuente de ingreso en el puerto, la hotelería y la industria de la hospitalaria en general, industria que tardará meses en levantarse, mientras tanto la economía se detendrá y su flujo traerá muchas carencias a la población; las cantidades de dinero necesarias para levantar a Acapulco serán insuficientes, considerando la prisa que lleva, muchos turistas ya tenían reservaciones de fin de año, las cuales es muy probable que deban cancelar, en su caso devolver los anticipos o entrar en incumplimiento por causas de fuerza mayor.

El Estado debe permitir la participación de la sociedad civil con la ayuda que puedan brindar a los damnificados, en situaciones como esta ninguna ayuda sobra, debe evitarse politizar el drama de los pobladores y capitalizar el esfuerzo de todos los que quieran participar. No debemos olvidar que si algo distingue a la sociedad mexicana, es su enorme solidaridad. 

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