¿Hablamos otro idioma?
—A 3 años de las elecciones federales—
Por: Silvino Vergara Nava
Todo da a entender que la izquierda mexicana, la intelectual, la estudiada, la que ha abierto un libro para entender qué es la ideología de izquierda habla un idioma distinto al de la administración pública federal actual, la que se ostenta como de izquierda y en contra del sistema neoliberal, aunque se ve tan alejada de la academia, de la realidad, de la verdadera izquierda.
Por sentido común, hay que seguir algún ideólogo o grupo de ideólogos que vayan marcando la pauta de lo que debe proceder en las políticas públicas de la Administración Pública Federal. Sin embargo, esto no ocurre así y, entonces, surge una pregunta contundente: ¿Quiénes son los ideólogos de esta denominada transformación?
Basta recordar los tiempos de algunos presidentes en este país, como la Administración Pública Federal de Carlos Salinas, donde se siguió la ideología de los denominados «Chicago boys», así como de Milton Freedman y Hayek, entre otros intelectuales de derecha.
Desde luego que la izquierda ideológica está lejos de la actual Administración Pública Federal; como Enrique Dussel, a quien, posiblemente por su avanzada edad, no querrán importunar. Todo el desarrollo de sus ideas respecto de la educación se ha desaprovechado.
Lo mismo sucede con Porfirio Muñoz Ledo, a quien, literalmente, el partido ahora oficial ha dado la espalda sin considerar todo su desarrollo sobre políticas públicas que podrían ser impulsadas desde la propia izquierda.
Así, también ocurre con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien, incluso, ha sostenido últimamente que el gobierno actual no es de izquierda, a causa de toda la serie de acciones en estos casi tres años. Habría que preguntarse ¿Quiénes son los ideólogos del sistema oficial?, ¿O será que esta administración pública federal habla otro idioma?
Si estos personajes, como otros más que estaban hace dos años y medio en el proyecto de este partido oficial, poco a poco, con el transcurso del tiempo, han ido demarcándose de la Administración Pública Federal, entonces, una ideología de izquierda ha quedado a la deriva.
Meridianamente, esta Administración Pública contó con una Secretaría contra la Corrupción (a quien ya despidieron por sus pésimos resultados); tiene un titular en el Fondo de Cultura Económica, el cual, más o menos, ha mantenido a flote tan noble Institución, pero a quien no le alcanza el tiempo para más; también está la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (institución que parece ya no existir) y la ex Secretaría de Gobernación, que ya mejor no aparece en los medios de comunicación. Pero fuera de ellos, no se ve a nadie más en el horizonte.
Se está viviendo una crisis de ideología en esta Administración Pública y así no se puede gobernar, pues es como navegar sin brújula, a lo que salga y como se vaya mostrando el camino. Por ello es que las conferencias matutinas ya están tan desgastadas que, a punto de cumplir tres años de gobierno, se acabaron los argumentos. La verdadera izquierda y la administración pública federal actual hablan distintos idiomas.
En tanto no se entienda qué es la izquierda, no es posible sostener que se está gobernando desde la izquierda. En parte, uno de los principales cometidos de la izquierda es la mayor protección a los débiles; pero esta Administración Pública Federal considera que los débiles se resumen y son exclusivamente los pobres, pero, ¡eso sí!, sólo los pobres que cuentan con una credencial de elector, es decir, no todos.
Eso mismo es lo que la gobernadora de Ciudad de México considera, desafortunadamente; pues ésta es la línea del incorrecto igualitarismo, que no es lo mismo que la igualdad jurídica. Estas concepciones son dos cosas muy distintas y, si no se logra entenderlas, no se puede decir que hay un gobierno de izquierda.
Posiblemente, lo que se puede sostener enfáticamente es que se gobierna con una izquierda meramente electoral, pero no con la que apela a la igualdad jurídica, en donde se busca proteger al más débil en cualquier relación jurídica que se presente, como es el caso del usuario de los servicios públicos ante las dependencias gubernamentales que los proporcionan, los contribuyentes ante la autoridad fiscal, el empresario ante las autoridades administrativas, el consumidor ante el proveedor, la mediana y pequeña empresa ante los monopolios y las empresas transnacionales, el usuario de la banca ante las instituciones bancarias, el campesino ante el intermediario, etc.; de todos estos casos nada se ha modificado, cambiado o transformado en dos años y medio; por el contrario, se ha dejado a su suerte a cada uno de ellos.
El fracaso de esta transformación es inminente en tanto este partido oficial no cuente con una ideología respecto de lo que se entiende por izquierda. Para muestra un botón: ¿La gobernadora electa de Guerrero podrá dar una respuesta coherente de lo que es la izquierda ideológica? Posiblemente sí, pero esas explicaciones que haga indudablemente demostrarán que estamos hablando en distintos idiomas. (Web: parmenasradio.org).
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