RIESGOS BANCARIOS APLICADO EN LAS PYMES

Por: Johana Fullerton

Vivimos en tiempos de alta incertidumbre, hasta el año 2019 la planificación estratégica usualmente era realizada pensando en un solo futuro con niveles de certeza hasta de un 90%. A la llegada del año 2020, nos demuestra que el riesgo de la pandemia en la mayoría de las organizaciones de nuestra región e inclusive a nivel mundial estaba identificado, pero era percibido como algo no tan material por lo menos para el mundo occidental y, no necesariamente teníamos ni el plan ni la estrategia para gestionarlo, dicha situación aplica en todas las esferas de la vida, los gobiernos, las empresas y las familias.

En este momento, nuestra realidad es que debemos vivir con una pandemia, y por lo menos en Panamá estamos a pocos meses de tener un año con ella; ahora nos preguntamos: ¿Cómo debo planificar mi modelo de negocio?, ¿Cuáles son los riesgos?, ¿Cómo me preparo para el año 2021? Mi respuesta sería planificarnos para muchos futuros con altos niveles de incertidumbres.

Evolucionar de una gestión de planeación estratégica tradicional, caracterizada por procesos de revisión anual, herramientas tradicionales y tomas decisiones más lentas, hacía una gestión estratégica permanente a corto plazo de forma que, nos permite ajustarnos a la realidad del momento tomando decisiones ágiles y dinámicas.

Siendo las instituciones financieras en especial los bancos, uno de los principales aliados estratégicos para el funcionamiento de los negocios, les ampliamos desde la óptica de una entidad bancaria y el regulador, los lineamientos que las mismas deben cumplir para evaluar, analizar e implementar soluciones para gestionar los riesgos que se centran en un Acuerdo Bancario de Gestión Integral de Riesgos que data de diciembre de 2010, emitido por la Superintendencia de Bancos de Panamá (SBP) y que inciden de forma directa e indirecta en los clientes.

El riesgo de crédito, se entiende como la posibilidad de que el banco incurra en pérdidas y se disminuya el valor de sus activos, como consecuencia de que sus deudores fallen en el cumplimiento oportuno o cumplan imperfectamente los términos acordados en los contratos de crédito.

Ante la propagación de la pandemia COVID-19 en el país y las medidas adoptadas por el Gobierno para hacer frente a ésta última, como resultado, se ha percibido una disminución en la actividad económica que se ha visto reflejada igualmente en una menor generación de ingresos a nivel de empresas y familias, todo lo cual se ha traducido en un aumento en la tasa de desempleo.

Con miras a atender a los clientes con afectaciones en su capacidad de pago, los ejecutivos de negocios bancarios, te asesoran en la reorganización de los compromisos financieros, solicitando a los negocios construir una proyección financiera ajustada, de manera que se pueda identificar técnicamente una letra que sea adaptada a la capacidad actual, una frecuencia de pago acorde al ciclo del negocio.

Estos casos, son revisados de forma individual a lo interno de la entidad, posteriormente es formalizado contractualmente bajo nuevos términos y condiciones acordados.

Esto ha implicado para los bancos una mayor exposición y/o materialización de este riesgo, ante la ausencia de pagos o modificaciones en los planes de pagos previamente pactados, lo que se refleja en ajustes en los indicadores de calidad de cartera, es lo establecido de una nueva modalidad denominada “préstamos modificados”, autorizada por la Superintendencia de Bancos de Panamá en el Acuerdo 2-2020, donde se ubican los créditos con estas características. Se estima que una porción de estos créditos, requerirá mayores reservas y reconocimientos de pérdidas, lo que generaría presión en el Índice de Adecuación de Capital (IAC) del sistema bancario.

Desde la óptica de riesgo operacional, la cual especifica que es la posibilidad de incurrir en pérdidas por deficiencias, fallas o inadecuaciones del recurso humano en los procesos, en la tecnología, en la infraestructura o por la ocurrencia de acontecimientos externos. Esta definición incluye el riesgo legal asociado a tales factores.

El mayor desafío ha sido igual para los negocios “esenciales”, cuidar del Capital Humano acatando todos los lineamientos de las autoridades competentes y mantener el funcionamiento del negocio.

Al desplazarse la economía internacional y nacional de forma acelerada a un ambiente online, han aumento las amenazas latentes que buscan producir afectaciones a la infraestructura tecnológica, el acceso o uso de la tecnología que afecta el desarrollo de los procesos del negocio y la gestión de riesgos, buscando infringir la confidencialidad, integridad, disponibilidad, eficiencia, confiabilidad, cumplimiento u oportunidad de la información; gestionar estas amenazas se tipifican en gestión de riesgo de tecnología de la información, y para ello se han reforzados los mecanismos de ciberseguridad así como se han elaborado campañas de concientización y formación a los clientes bancarios.

La posibilidad de incurrir en pérdida como resultado del incumplimiento de normas, regulaciones o procedimientos, así como por efecto de estipulaciones contractuales, es riesgo legal, quetambién puede surgir de actuaciones malintencionadas, negligentes e involuntarias que afectan la formalización, efectividad o ejecución de contratos o transacciones.  Este es uno de los riesgos donde puede representar pérdidas a los dueños de empresa de no gestionarse de manera adecuada los diferentes contratos que surgen dentro de su ecosistema llámese colaboradores, proveedores, entre otros.

En la coyuntura actual, el sistema bancario ha percibido en alguna medida, la importancia de la percepción del cliente, órganos del estado y otros partes de interés (stakeholders), en relación a las entidades bancarias, llevar una gestión con miras a cuidar la afectación del prestigio del banco, previniendo incurrir en pérdidas económicas y el efecto del blanqueo de capitales, es gestionar el riesgo reputacional.

Los riesgos bancarios a pesar que su funcionamiento, se enfocan directamente en la banca, esto puede ser una breve guía para los empresarios en la toma de decisiones, ya que es necesario realizar una debida diligencia, gestionar clientes para observar su comportamiento y avances en sus negocios para no caer en sorpresas que pueda producir pérdidas económicas.

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