¿Las Normas Oficiales Mexicanas, son de importancia para un Derecho Sanitario?
Por: Alejandro Ortega García.
Socio en el Despacho Penalista ORTEGAABOGADOS, Doctor en Derecho Penal y catedrático de la U.N.A.M.
Hoy en día, hay una discusión fundamental de si es positivo o negativo desaparecer la mayoría de las Normas Oficiales Mexicanas en materia de Salud, ya que el gobierno estima que no son relevantes para la salud de los mexicanos.
Las Normas Oficiales Mexicanas o NOMs, como las estaremos llamando, las define el gobierno como “una regulación técnica de observancia obligatoria expedida por las dependencias competentes”. El objetivo es cuidar a los seres humanos, mediante una normativa mínima establecida de pasos que deben ser revisados al menos cada 5 años.
Estas NOMs se dan en muchos ámbitos y afectan la vida diaria del país, ya que van desde normas para la atención de enfermedades, como para la importación o fabricación de productos, etc. Este artículo se enfocará en las NOMs en materia de salud y podríamos definirlas como: una opinión específica y obligatoria, con reglas claras a las que se deben acatar los especialistas de la salud al prestar servicios.
Para responder la discusión, consulté a dos eruditos en la materia: al Dr. Eugenio Alejandro Torres Pombo y a la Dra. Margarita Montaño Soriano, quienes me expusieron que el principal problema para ellos no es las NOMs, sino que estamos en pañales en Derecho Sanitario, que en palabras del Dr. Eugenio y en una plática coloquial, lo definió como “la forma de dar certeza jurídica de los pacientes a los médicos del ejercicio de la medicina, y que tendría como primer cambio el modificar la medicina curativa por una medicina preventiva en primer lugar”.
La relevancia de este punto, es que las instituciones, sobre todo públicas, están careciendo de recursos debido a la saturación del sistema público de salud para llevar a cabo las obligaciones establecidas en las NOMs en materia de salud, y aunque existe el Principio de Libertad Prescriptiva para los Doctores, que es la responsabilidad y el derecho de dar los tratamientos a su leal saber y entender, esto estaba limitado por las normativas, entre ellas las NOMs y para buscar alternativas realizables, la solución del Estado es eliminarlas. Ellos exponían un punto clave: si el problema es la saturación de los servicios de salud, lo importante es que a través del Derecho Sanitario que abarca tres vertientes, (el derecho a la salud en atención médica, derecho a la salud en salud pública y derecho a la salud en asistencia social), lograr prevenir y el primer paso que ellos, mencionaban, era por ejemplo la educación; ellos mencionaron: “no es lo mismo decir no comas esto a que si comes esto, tu organismo va a tener estas diversas reacciones, necesito hacerte corresponsable de tu propia salud”.
Me pareció que sí es una solución a largo plazo, y una forma de implementarlo sería en los libros de texto de educación primaria; mencionar que el exceso de azúcares causa diabetes y otras enfermedades, para que los menores puedan asociar el cuidarse a no enfermarse como sus abuelos, tíos o conocidos. ¿Cómo estamos seguros de que funcionaría? Yo lo he visto. Por ejemplo, escuché a más de una decena de niños cuidando a los mayores para que se pusieran el cubrebocas o de que se lavaran las manos en el periodo de la pandemia por Covid, esto se dio gracias a que asociaron la prevención y vieron los resultados negativos de no tener cuidado.
Este sería un excelente inicio para que a través del conocimiento del Derecho Sanitario empezar a cambiar la concepción del país hacia un México más sano.
Respecto al problema en mano, la respuesta es mucho más compleja, ya que ellos aceptaron que la mayoría de los profesionistas no están capacitados y no cuentan con los mejores avances y se piden estudios que ya no son los idóneos, que hay que cambiar el sistema de salud, y aunque no lo mencionaron, literalmente al admitir estos problemas de capacitación, nos damos cuenta que el quitar normas mínimas básicas traerá consecuencias negativas a corto y largo plazo en contra de los pacientes.
Me quedo con la parte positiva: hay una forma de ahorrar dinero y mejorar al mismo tiempo la salud del pueblo, y empieza con algo tan sencillo como publicar en los libros de texto de la SEP a los menores de edad no solo qué es lo que deben comer, sino las consecuencias de no realizarlo para que ellos se vayan educando y corresponsabilización de su salud, porque tristemente somos el país con mayor obesidad infantil del mundo.
Sembremos la semilla del Derecho Sanitario con los menores y después reguémoslo con los profesionistas, capacitándolos en encontrar y evitar las anomalías del cuerpo que después producen enfermedades para crear salud, en vez de encontrar las enfermedades cuando estas ya se desarrollaron.
Como diría Mahatma Gandhi: “La salud es la riqueza real y no piezas de oro y plata”.