Motivación vs Profesionalización, la Disyuntiva de las Pymes
Por: Joan Borbolla Ballescá
La globalización de la economía y el alto nivel de competitividad de los mercados están obligando a las organizaciones a replantear las estrategias empresariales que están aplicando, ya que estas se han vuelto obsoletas y no cumplen con las expectativas que demandan los nuevos mercados. La innovación es una estrategia que permite mejorar la posición competitiva de las empresas e incrementar la eficiencia en las organizaciones. Por este motivo, la innovación se ha convertido en un factor estratégico de crecimiento y supervivencia de la empresa.
Hoy en día la motivación es algo casi carente y nulo en el joven emprendedor, de forma natural, se busca a toda costa el poder generar este factor de impulso, mediante elementos externos que le digan que, como, cuando y donde hacer las cosas, siempre a través de vivencias de terceros, consejos o especulaciones hipotéticas.
¿Qué sucede con la motivación cuando se induce como factor externo y no como una decisión propia?
El resultado en muy contadas ocasiones es el éxito del emprendimiento o tarea, en la gran mayoría es el fracaso, esto, porque se espera que a través de vivencias o consejos prácticos se pueda obtener diversos resultados como son posicionamiento de marca, enriquecimiento económico, crecimiento empresarial, etc., cuando todos estos factores, inequívocamente, si llevan un porcentaje de motivación, pero requieren algo más que hoy, se ha vuelto el corazón de la supervivencia de las PYMES, la profesionalización.
La profesionalización de cualquier empresa, conlleva diversos factores vitales, como es la innovación. Para un efecto de motivación externa, la innovación solo se verá reducida a la idea vaga e idílica de “piensa fuera de la caja”, sean innovadores y desarrollen algo que nadie más tenga, ganen la gran rebanada del pastel.
La innovación no es algo que se reduzca al ámbito de las grandes empresas y de los países desarrollados, sino que la innovación se está convirtiendo en un elemento crucial para la supervivencia de la pyme, en especial en épocas de crisis como la actual. Existe en la literatura una diversidad de estudios que analizan la innovación en las pymes, de los cuales se han obtenido importantes resultados que identifican la importancia que tiene este constructo en las empresas. Sin embargo, son escasos los estudios que analizan, por ejemplo, los efectos de las actividades de innovación en la rentabilidad y mejoramiento de los mercados, en el mejoramiento del nivel de competitividad, en el crecimiento y desarrollo de la organización y en el desempeño de los negocios.
Generalmente, se ha identificado que la innovación puede incluir nuevos productos, servicios e ideas, así como nuevos procesos de producción, una nueva estructura organizacional y nuevos procesos de gestión. Así, la innovación en productos o servicios es importante para mantener la cuota de mercado de la pyme, la innovación en los procesos de producción es importante para mantener un nivel de precios competitivos, y la innovación en procesos de gestión es importante para mantener una organización flexible y operativa. En México, al igual que en cualquier país en vías de desarrollo, las pymes representan más del 99% de las empresas existentes en la economía, aportan más del 50% de la mano de obra y alrededor del 40% de las ventas totales de la industria manufacturera. Lo que nos da una idea de la importancia que tiene este sector en la evolución económica del país y en la generación y creación de nuevos empleos.
Actualmente, se señala que un número importante de MPYMES mexicanas consideran a la innovación como parte esencial de la estrategia empresarial de la organización. En especial, por los cambios o mejoras en los productos/servicios y en los procesos de producción, y en menor medida en los cambios o mejoras en los sistemas de gestión. A pesar de estos esfuerzos para incorporar la innovación como parte de su cultura organizacional, las MPYMES mexicanas requieren de fuertes apoyos por parte de las autoridades gubernamentales, sobre todo de financiamiento y programas específicos de desarrollo de la innovación, al objeto de que cada vez más MPYMES se incorporen a la innovación como una estrategia empresarial esencial para el crecimiento y desarrollo del negocio, y como una cultura de trabajo.
Otros factores para la profesionalización de una PYME es la transformación digital, el cual significa un cambio cultural trascendental, en donde el capital humano es la fuente de diferenciación, junto con la incorporación de la tecnología. Y para citar un ejemplo de transformación digital, y no perdernos en creer que esto significa que todas las PYMES deben de tener una infraestructura de hardware masiva, citaremos solo la comercialización de productos y servicios a través de canales no tradicionales, la cual es sólo buscar ventanas digitales para llegar a mercados que antes no se tenían contemplados.
¿Qué pasa con la motivación en este punto, o con quienes afirman que solo basta con motivación?
Los motivadores externos, solo argumentan que es necesario evolucionar a la era digital, que las redes sociales son la tendencia y que el mundo está interconectado, que con solo un clic, se logrará la meta, cuando realmente, el punto de profesionalizar a todo un equipo de personas o un solo elemento dentro de la PYME, requiere, una vez más, no solo la motivación, sino el conocimiento, estudio y análisis de las fuentes, canales y mercado meta, esto para saber, a quién se le va a vender, cuando, bajo qué canal y cómo; el cómo es lo que solo se obtiene a veces con estas motivaciones externas, dejando elementos cruciales fuera, y que sin estos, no habrá éxito en la encomienda.
Un elemento adicional indiscutible en la profesionalización de cualquier PYME, es la Planificación Estratégica, la cual siempre va a permitir anticiparse a los cambios, tomas de decisiones, y lo más importante, conocer el uso e implementación de indicadores, métodos de medición, análisis de resultados y lo que se conoce como BIG DATA de las empresas.
En la motivación externa, siempre existirá la reseña o señalamiento de que una planificación es siempre pensar en que se va a hacer mañana y como lo vamos a hacer, en un contexto de esperanza y de no dejarse vencer por las adversidades personales, económicas, políticas, etc., dejando fuera como se torna costumbre, elementos fundamentales como el poder tomar decisiones acertadas por medio de elementos: medibles, tangibles, cuantificables y fiables que la propia empresa puede ir generando con base en información de competitividad en el mercado, productos, desempeño del personal, metas cumplidas, factores que impiden el crecimiento, o análisis de las propias fortalezas y debilidades de nuestra empresa.
Valorar y conocer a la empresa desde adentro, traducir, interpretar y conocer los datos que se obtienen de adentro hacia afuera, son factores que nulifican la improvisación y generan una condición que se debe de volver práctica diaria en las empresas.
La Planeación.
Existe una multicausalidad para la profesionalización de las pymes. Puede ser por el crecimiento de la empresa, que puede tomar un ritmo exponencial e insostenible al mismo tiempo. En general, todas las empresas pueden apuntar hacia resultados extraordinarios y crear condiciones de continuidad para que la institución trascienda a los socios fundadores y al equipo de gestión actual.
Como electrocardiograma, una empresa siempre tendrá altas y bajas, y el dueño o los socios, siempre se podrán preguntar, “si me fue bien hasta ahora trabajando así, ¿por qué debería cambiar?”, una pregunta que, sin lugar a dudas, requiere un análisis a fondo que solo la profesionalización de la estructura puede responder, pero que, solamente la motivación puede hacer que las cosas se pongan manos a la obra.