La violencia invisible

Por: Mauricio Contreras

Fue muy sonado el escándalo durante la pasada edición de los Premios Oscar. Will Smith se convirtió en el chico malo de la fiesta. Se puso de pie y dio un golpe al comediante Chris Rock. Lo hizo durante la transmisión en vivo, todo el mundo se enteró.

La bofetada fue condenada por todos. “La violencia física no es la solución”. “Debió mostrar más inteligencia emocional”. Son algunas de las opiniones que estuvieron lloviendo en las redes sociales durante toda la semana siguiente.

El mundo se indignó por la reacción de Will Smith, pero muy pocos se detuvieron a analizar que en el suceso hubo dos golpes, no solamente uno.

Las ofensas, humillaciones y ataques que se realizan bajo el disfraz del humor deben ser cuestionadas. Sobre todo, cuando se hacen apuntando a enfermedades, discapacidades o carencias que tiene una persona en específico.

Esas bromas a las que le ponen un nombre y apellido, haciendo que todos dirijan su vista hacia alguien que debe soportar la humillación y las risas de los demás, porque fue simplemente un chiste, algo sin importancia. Si te ofendes o te incomodas te tachan de ser una persona intolerante o amargada.

Esas bromas son bofetadas invisibles. Son golpes que se entregan guardados dentro de una caja llena de colores llamada humor. Pero un empaque bonito no le resta impacto a lo que se esconde dentro. Al final la bomba te explota en las manos, pero si te la arrojaron en forma de una broma, entonces no te queda más que sonreír y hacer como si nada hubiera pasado.

Lo mismo sucede en las empresas. Existen distintas formas de violencia invisible:

  • Como la falta de reconocimiento.
  • Robarse el crédito por un trabajo que hizo alguien más.
  • Ascender a una persona incompetente por encima de alguien más capacitado solamente porque viene bien recomendado.

Son acciones que lastiman en silencio al resto de los empleados.

  • O cuando se recibe un sueldo menor solamente porque usas falda en vez de pantalón.
  • Cuando eres rechazado de una vacante porque el color de tu piel no combina con el uniforme de la empresa.
  • Esos días en los que pides vacaciones para descansar y disfrutar a tu familia, pero el teléfono de la empresa no deja de sonar.
  • Cuando te convocan a juntas eternas fuera de tu horario de trabajo.

Todo eso es violencia. Actos silenciosos que terminan derrumbando las aspiraciones de los colaboradores. Golpes que no se ven, pero se sienten, y calan hondo en la motivación de los empleados.

Cuando queremos construir un ambiente de trabajo positivo y un lugar donde las personas estén felices de trabajar, hay que poner atención a todos los detalles. Hay que profundizar y no solamente observar en la superficie.

Observar el ambiente que existe en cada departamento, en los pasillos, en el comedor. Dice un proverbio que “si somos capaces de escuchar los murmullos, no tendremos que llegar a los gritos”

Espero que lo sucedido durante la ceremonia de premios nos haga detenernos un poco, no para emitir juicios sino más bien para hacernos preguntas. Qué tipo de comunicación, relaciones y ambiente estamos procurando tener dentro de nuestra empresa. Porque debemos evitar todo tipo de violencia, sobre todo aquella que a simple vista no alcanzamos a ver.

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